HAMÁS E ISRAEL
Farid Kahhat
Investigador de la Universidad Católica del Perú
Cuesta imaginar el horror que deben haber padecido los civiles israelíes a manos de los integrantes de Hamás que atravesaron el cerco entre Gaza e Israel. Cuesta menos suponer que es similar al horror que padecen regularmente civiles palestinos a manos de colonos y soldados israelíes en los territorios palestinos ocupados. Convengamos en que ningún civil debiera pasar jamás por experiencias similares y que, dependiendo de las circunstancias, estas constituyen crímenes de guerra o de lesa humanidad.
Israel objetaría esto último, alegando que mientras las acciones de Hamás son indiscriminadas, su ejército busca reducir al mínimo las bajas civiles entre los palestinos. Las acciones de Hamás son, en efecto, indiscriminadas, pero no es cierto que las del ejército israelí busque reducir las bajas entre los palestinos. Según Amnistía Internacional, entre Septiembre de 2000 y Febrero de 2017, fuera del contexto de conflictos armados, fuerzas israelíes dieron muerte a 4868 palestinos en los territorios ocupados, entre ellos 1793 niños. Y luego añade, “Amnistía Internacional no tiene conocimiento de soldado alguno de Israel que haya sido condenado por causar deliberadamente la muerte de un palestino en los territorios ocupados desde 1987”[1]. No sólo han sido siempre mayores las muertes de civiles entre los palestinos que entre los israelíes, sino que además, entre los palestinos, suelen ser mayores las bajas civiles como proporción del total de muertes. Por ejemplo, durante la incursión israelí en Gaza de 2014, según el reporte de una comisión independiente designada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, murieron 2,251 palestinos y 73 israelíes, pero mientras entre las bajas palestinas 1,462 correspondían a civiles, entre las bajas israelíes los civiles fueron 6[2].
La violencia contra civiles, criminal por ambos bandos, se produce en un contexto en el que las decisiones tanto del Consejo de Seguridad como de la Asamblea General de la ONU (entre otras instancias del sistema de Naciones Unidas), así como de la Corte Internacional de Justicia (la misma que, por ejemplo, dirimió el conflicto marítimo entre Chile y el Perú), sostienen en forma clara y explícita lo siguiente: la ocupación israelí de territorios palestinos, la construcción en ellos de asentamientos para colonos judíos, la construcción por parte de Israel de un muro ubicado en su mayor parte dentro de territorios ocupados, y los castigos colectivos contra la población civil palestina, constituyen violaciones del derecho internacional, en general, y del derecho internacional humanitario, en particular. Esas conclusiones son compartidas por el Comité Internacional de la Cruz Roja y por organizaciones de defensa de los derechos humanos como la israelí Btselem o como Human Rights Watch, quienes además califican las políticas de ocupación israelí como un régimen de Apartheid[3].
En momentos de confrontación como el actual, tan propicios para la hemiplejia moral, la única conducta éticamente sostenible consiste en exigir a todas las partes por igual que cumplan con sus obligaciones bajo el derecho internacional o que sean procesadas por su negativa a cumplirlas (como ocurre con el presidente ruso Vladimir Putin, acusado por la Corte Penal Internacional).
[1] Israel’s Apartheid Against Palestinians: Cruel System of Domination and Crime Against Humanity.
https://www.youtube.com/watch?v=CoFjbnvkmQ0
[2] Human Rights Council, Human rights situation in Palestine and other occupied Arab territories, https://www.ohchr.org/en/hr-bodies/hrc/co-i-gaza-conflict/report-co-i-gaza
[3] A Threshold Crossed: Israeli Authorities and the Crimes of Apartheid and Persecution. https://www.hrw.org/report/2021/04/27/threshold-crossed/israeli-authorities-and-crimes-apartheid-and-persecution
A regime of Jewish supremacy from the Jordan River to the Mediterranean Sea: This is Apartheid.
https://www.btselem.org/publications/fulltext/202101_this_is_apartheid