Futuro fúnebre

Farid Barquet Climent

Abogado, escritor y profesor universitario mexicano.


El pasado fin de semana Javier Milei, presidente de la república Argentina, obtuvo un importante triunfo en las elecciones legislativas.

Su partido político, La Libertad Avanza, consiguió cerca del 40% de los sufragios. Gracias al resultado de los comicios —propiciado por el apoyo de Donald Trump, cuyo gobierno anunció en las semanas previas “un salvavidas de veinte mil millones de dólares para Argentina”, tal como lo afirma Emma Bubola en The New York Times— Milei contará a partir de diciembre próximo con un respaldo congresual mayor al que tuvo en la primera etapa de su presidencia, por lo que es de esperarse que en la futura legislatura sí prosperen algunas iniciativas suyas que no lograron materializarse durante su primer bienio de gestión.

Entre los objetivos de Milei aún no logrados y que ya no encontrarán freno bajo la nueva conformación del congreso está su intención de abolir la disposición por la cual los clubes de futbol de la Argentina deben tener necesariamente la naturaleza jurídica de sociedades civiles sin fines de lucro. Desde finales de 2023 Milei propuso que a los clubes se les permita mutar en sociedades mercantiles, específicamente del tipo de las que en otros países reciben el nombre de sociedades anónimas deportivas (SAD).

Al contar en adelante con las curules suficientes a su favor, parece despejarse el camino para que se consume el cambio legislativo que abrirá las puertas del futbol argentino a la especulación financiera.

Milei es un futbolista frustrado. En la década de 1980 jugó de portero en los equipos juveniles del Club Atlético Chacarita Juniors, en el que a mediados de los años 1920 debutó como jugador quien se convertiría a principios de los sesenta en el creador de las fuerzas básicas de los Pumas de la UNAM, Renato Cesarini. Otro que pasó por Chacarita y también por Pumas es Víctor ‘Carucha’ Muller, el talismán que solía anotar cuando entraba de cambio en la primera etapa de Hugo Sánchez como director técnico del conjunto universitario.

De acuerdo con información publicada en la web de la tristemente extinta revista El Gráfico, bajo los tres palos Milei intentaba imitar el estilo de Ubaldo Matildo ‘Pato’ Fillol, el arquero de la selección argentina que ganó la Copa del Mundo en 1978 bajo la dirección de César Luis Menotti.

Se ve que tuvo poca fortuna en su propósito de emularlo, pues el hoy habitante de la Casa Rosada colgó los guantes de guardameta al cumplir dieciochos años en la recta final de los años ochenta.

Milei, con peinado a lo Rod Stewart, porta el modelo ochentero de traje de portero que usó el arquero de la selección alemana Harald ‘Toni’ Schumacher en el mundial de España 82 (foto: El Cronista)

Desde que empezaron sus apariciones mediáticas en mesas de debate y subrayadamente a partir de que se metió a la política, Milei despotrica contra todo lo que suene a izquierda. Invitado a España en mayo de 2024 por el partido ultraderechista Vox, pronunció en el Palacio de Vista Alegre de Madrid una diatriba contra el socialismo y un discurso de descalificación contra los militantes socialistas, y de paso aprovechó para imputarle conductas delictivas a la esposa del presidente del gobierno español, lo que trajo consigo el retiro de la embajadora española en Buenos Aires, dejando la relación diplomática hispano-argentina a nivel de encargaduría de negocios durante los siguientes cinco meses hasta el restablecimiento de la relación diplomática en octubre de aquel año. Paradójicamente, el antisocialista Milei incursionó en el futbol gracias a Chacarita Juniors, cuya primera sede social fue nada menos que el local de la 17ª sección del Partido Socialista argentino, tal como se lee en la página oficial del equipo que el próximo año cumplirá el aniversario 120 de su fundación, portal que incluso atribuye a la filiación política de quienes comparecieron a su constitución la inclusión del color rojo en su escudo, que convive con el blanco y el negro en dicha insignia: “se eligió al rojo por el socialismo, al cual estaban vinculados todos los miembros fundadores”, dice la web.

Durante su participación en el Foro Económico de Davos en enero de 2024 Milei afirmó que “los experimentos colectivistas nunca son la solución a los problemas de los ciudadanos, sino su causa”. Seguramente olvidó que Chacarita Juniors, que le dio la oportunidad de incursionar en el futbol, de conformidad con los párrafos segundo y tercero del artículo 3 de su normatividad estatutaria “garantiza que la Institución es y será de los asociados/as, quedando expresamente prohibida la adopción de cualquier forma jurídica societaria que importe desplazar a los mismos en su carácter de únicos titulares de la entidad y responsables de la elección de sus autoridades, cuya representación estará conferida mediante elecciones libres, abiertas y democráticas, conforme las disposiciones del presente Estatuto, su reglamentación y resoluciones de la Comisión Directiva. Queda prohibido otorgarle a la Institución otra calidad de persona jurídica privada distinta a la aquí adoptada”.

No obstante que Milei, durante su adolescencia, fue beneficiario de las redes solidarias que prohíjan las organizaciones deportivas no comerciales y, en general, del valor comunitario representado por clubes como Chacarita y como todos los afiliados a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) que, en tanto asociaciones civiles, mantienen su propiedad en manos de sus aficionados tenedores de pequeñas partes sociales, Milei devenido gobernante está decidido a arremeter contra los núcleos básicos de organización del futbol de su país.

Entrevistado en campaña electoral dejó entrever su deseo de que los clubes argentinos adopten, como dice Juan Stanisci, el ‘modelo inglés’ a través del cual grandes capitales de Estados Unidos, Rusia y países árabes han adquirido los clubes de la Premier Legue. Y una vez sentado en la silla presidencial —el Sillón de Rivadavia, fabricado hace 140 años— incluyó como la número 27 de las treinta reformas contenidas en su llamado megadecreto —paquete de medidas “de necesidad y urgencia”, conocido por sus siglas DNU— la “modificación de la ley de sociedades para que los clubes de fútbol puedan convertirse en sociedades anónimas si así lo quisieran”.

Con la nueva aritmética parlamentaria surgida de la votación del domingo 26 de octubre de 2025, Milei puede convertir en norma esa iniciativa presentada hace casi dos años, que le permitiría a los eufemísticamente llamados grupos inversores darse un festín avorazándose sobre entidades de fuerte arraigo social que funcionan como referencias identitarias de sus comunidades.

Desde que Milei incluyó en su megadecreto la propuesta de permitir la entrada de las sociedades anónimas en el futbol, un sector representativo del periodismo deportivo argentino reaccionó en contra abogando por la preservación de los clubes como sociedades civiles, esas “joyitas de nuestro tejido social”, como los califica el periodista Ezequiel Fernández Moores. El 14 de noviembre de 2023 se difundió por redes sociales un desplegado con el encabezado “NO A LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS DEPORTIVAS”, por medio del cual quienes lo suscribieron —entre otros el ya mencionado Fernández Moores, Alejandro Apo, Víctor Hugo Morales, Mónica Santino, Ariel Scher y Walter Vargas— manifestaron lo siguiente: “Las y los abajo firmantes, periodistas dedicados al deporte, nos manifestamos en contra de las sociedades anónimas en los clubes de fútbol y reivindicamos su condición histórica de asociaciones civiles sin fines de lucro. Además, nos pronunciamos en favor del apoyo del Estado a los clubes de barrio y de pueblos pequeños en todo el territorio nacional, que ejercen una función social determinante en muchísimos deportes día tras día y que, entre otras cosas, constituyen la cuna de los campeones del mundo en Qatar”.

Ezequiel Fernández Moores, uno de los periodistas que ha alertado sobre las consecuencias de la apropiación empresarial de los clubes sociales (foto: Fundación Konex)

A raíz de que hace prácticamente dos años Milei hizo públicos los planes que tiene para el futbol, más de cien clubes —incluidos los más granados, Boca Juniors y River Plate— se han pronunciado a través de sus redes sociales en contra de la posibilidad de que las instituciones deportivas puedan ser compradas por grandes capitales, tal como lo informó en su momento el periodista Andrés Burgo en el diario El País.

Las implicaciones de que se apruebe lo que pretende Milei las explicó muy acertadamente César Luis Menotti. Trece meses antes de morir en mayo de 2024, el entrenador que llevó a la Argentina a la conquista de su primera Copa del Mundo en 1978 y que cerrara su carrera como artífice del título mundial conseguido en Qatar 2022 en su carácter de jefe de las selecciones nacionales, declaró a los micrófonos de radio AM 770 que “privatizar un club es como robarle la plata a un trabajador. A los clubes los hicieron los socios con mucho sacrificio de mucha gente que pasó por el club. […] Ojalá salgan a pelear los socios para que los clubes sean de los socios. Esto de privatizar los clubes y transformarlos en un negocio les sirve solamente a los que hacen los negocios”.

Lo de Milei no es congruencia con una supuesta visión «libertaria» de la economía como la que dice abanderar. Es usar la motosierra con la que él simboliza en actos públicos su afán de destazar cuanto se oponga a sus designios, para arrasar un constructo civilizatorio.

La página web de Chacarita Juniors informa que el negro de su tricolor escudo lo escogieron los fundadores “por la cercanía del Cementerio de la Chacarita, que a su vez dio origen al apodo de ‘Funebrero’” que desde entonces acompaña a la entidad. Ojalá Milei, contra su evidente intención, no logre pasar a la historia como lo que quiere ser: el funebrero del componente social del futbol argentino, el que aventó sus clubes a las fauces de capitalistas golondrinos y rapaces, el enterrador de uno de los frutos más preciados del asociacionismo en la Argentina y, además, bastión de su competitividad futbolística.