El futuro de la Política Exterior Feminista de México

Daira Arana Aguilar
Directora General de Global Thought Mx


En 2014, Margot Wallström, entonces Ministra de Asuntos Exteriores de Suecia, anunció que su país adoptaría una Política Exterior basada en promover los derechos de las niñas y mujeres, recursos para el trabajo con igualdad de género, representación igualitaria de todos los géneros, y una revisión de la realidad (Rights, Resources, Representation, and Reality).

Suecia, fue el primer país en optar por una PEF – y también el primero en dejar de nombrarla de esa manera en 2022 y obtener bastantes críticas por su incorporación a la OTAN – su influencia ha estado presente en países como Canadá, Luxemburgo, Francia, España y México.

De hecho, pocas personas saben que el Gobierno de México tiene actualmente una Política Exterior Feminista que, de acuerdo con el Feminist Foreign Policy Index del Centro Internacional para la Investigación en Mujeres (ICRW por sus siglas en inglés) es una de las tres mejores PEF en el mundo. El anuncio, se llevó a cabo en la Asamblea General de Naciones Unidas en septiembre de 2019 durante la participación del canciller Marcelo Ebrad, y fue presentada formalmente en la XXXI Reunión de Embajadoras, Embajadores, Consulesas y Cónsules, en enero de 2020.

La Política Exterior Feminista del Gobierno de México ha sido instrumentada principalmente por la Subsecretaría para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos, que hasta hace unas semanas estaba encabezada por Martha Delgado. Los ejes de la PEF de México son: 1) Política Exterior con perspectiva de género y agenda feminista exterior plus; 2) una Secretaría de Relaciones Exteriores Paritaria; 3) Una Secretaría de Relaciones Exteriores libre de violencia y segura para todas; 4) la igualdad se ve; y 5) la Secretaría de Relaciones Exteriores es feminista interseccional.

Sin embargo, de acuerdo con la organización Internacional Feminista y su informe “La Política Exterior Feminista. Una Evaluación Breve” dicha política no tiene indicadores de gestión que permitan evaluar sus resultados, no se cuenta con presupuesto y recursos adecuados para llevar a cabo su implementación, no cuenta con una representación feminista desde la sociedad civil ni con mecanismos de transparencia y rendición de cuentas.

Además, las inconsistencias de la PEF con la política interna como la continuidad en la militarización de la seguridad pública y el impulso del militarismo – que son aspectos altamente cuestionados desde las organizaciones feministas a nivel global que impulsan la adopción de políticas exteriores feministas debido a su componente patriarcal – o la minimización de las violencias contra las mujeres, específicamente los feminicidios, colocan la PEF de México en un escenario complejo para implementarse de tal forma que tenga impacto en la vida de niñas, mujeres y personas feminizadas, discriminadas y vulneradas en México y el mundo.

Una Política Exterior Feminista, en todo caso, debería ser aquella que fomenta la seguridad humana, la igualdad y equidad de género y se aleja de manera contundente de las nociones tradicionales de seguridad que privilegian la militarización, el militarismo y el populismo punitivo, dentro y fuera de sus territorios. Y que, además privilegia la cooperación sobre la dominación o las relaciones de poder.

Rumbo a las elecciones presidenciales del 2024, las futuras personas candidatas a la presidencia, deberán considerar en su agenda si le dan una mejor forma, continuidad y peso a la Política Exterior Feminista o no. Si bien hay cuestiones criticables a la PEF de México como las que ya se mencionaron previamente, lo cierto es que el país ha dado un paso importante para resignificar no sólo el rol de las mujeres y grupos en situación de vulnerabilidad en las relaciones internacionales del país, sino también los principios que han regido la Política Exterior de México a lo largo de su historia.

Sin embargo, será necesario, como refiere Internacional Feminista, “garantizar la participación sustantiva desde la sociedad civil feminista en la formulación de objetivos e implementación de acciones, lo cual va más allá de ejercicios de escucha dirigidos a las mujeres, sino más bien, significa involucrar a feministas en la toma de decisiones”.

Desde Global Thought, estamos comprometidas a generar los insumos necesarios para apoyar la implementación de una PEF progresista y coherente. Tenemos la convicción de que una PEF mejor diseñada e implementada, puede apoyar a los esfuerzos del país por generar condiciones de paz y seguridad para todas las personas, asegurando que la cooperación internacional en la materia respete, ante todo, los derechos de las personas a vivir sin miedo y con libertad.