Cumbre inteligente; reunión de espías

Fausto Pretelín Muñoz de Cote

Editor y columnista en El Economista. Maestro en Dirección Internacional.


La visita de Antony Blinken a Pekín aportó oxígeno a la relación bilateral, pero en menos de 24 horas el presidente Joe Biden no quiso olvidar que el papel protagónico de su rival directo, Xi Jinping, se vincula a una dictadura.

Con dificultades, pero la relación entre Estados Unidos y China, va. Prueba de ello fue una reunión secreta ocurrida a principios de junio en Singapur entre líderes de los servicios de inteligencia de los países más relevantes del mundo.

La agencia de noticias Reuters reveló en exclusiva el encuentro al margen de la conferencia de seguridad que se celebraba en la ciudad-Estado.

Entre los participantes destacan: Avril Haines, directora nacional de inteligencia de Estados Unidos; Samant Goel, jefe del servicio de inteligencia exterior de India; y un representante de China cuyo nombre no trascendió.

 Las fuentes consultadas por Reuters revelaron que en la reunión se trataron temas como la guerra en Ucrania y asuntos relacionados con el organizado internacional. Las interacciones ocurrieron en un entorno afable y no de confrontación.

La retórica pública entre China y Estados Unidos se asimila a la de un campo de batalla, pero es claro que el diálogo multilateral es estratégico para prolongar el entendimiento.