China, nacionalismo ambiental y el tráfico ilícito de vida silvestre
María Cristina Rosas
DesignationPreside el Centro de Análisis e Investigación sobre Paz, Seguridad y Desarrollo Olof Palme A. C. Profesora-investigadora UNAM
La República Popular China (RP China) es una extensa masa de tierra de alrededor de 9. 6 millones de kilómetros cuadrados y es la cuarta más extensa del mundo -tercera si se incluye a Taiwán- detrás de Rusia, Canadá -y Estados Unidos si se excluye a Taiwán. Además, tiene unas 5 400 islas, algunas habitadas. Con cinco husos horarios -aunque la hora en todo el país es la de Beijing- el país tiene diversos climas y temperaturas y su vegetación y fauna son también muy variados. Detrás de Brasil y Colombia es el tercer país más biodiverso y ello es porque su territorio incluye dos de las ecorregiones más extensas del orbe: la Indomalaya y el Paleártico.[1]
El país es sede de 7 500 especies de vertebrados, unas 5 000 especies de peces, 1 200 especies de aves, 600 especies de mamíferos, 400 especies de reptiles y 300 especies de anfibios.[2] Entre su diversa fauna hay un centenar de especies endémicas, entre ellas el panda, el mono de pelo dorado, el tigre del sur de China, el faisán morón, la grulla de cresta roja, el ibis rojo, el delfín blanco de río y el caimán chino que se encuentran, todas ellas, amenazadas.[3]
Debido al vertiginoso desarrollo que ha vivido el país, en particular, en el presente sigo, los impactos sobre los ecosistemas han sido devastadores. Baste mencionar que para la construcción de la icónica y espectacular Presa de las Tres Gargantas que se ubica en el curso superior del río Yangtsé y que tiene 200 kilómetros de longitud, se requirieron 17 años para su edificación, que ocurrió entre 1993 y 2009.[4] La obra se realizó en tres etapas, pero lo más impresionante es su impacto socioambiental. Pensada para generar energía, es la mayor hidroeléctrica del mundo, además de que su finalidad incluyó la navegación e igualmente frenar inundaciones, por lo que es una presa multipropósito. Fue necesarios reubicar 1 240 000 personas, destruir 34. 6 millones de metros cuadrados de viviendas, afectando 24 500 hectáreas de cultivo, 1 600 fábricas y 850 kilómetros de carreteras. Por ser una región de bajo desarrollo donde el 60 por ciento de los habitantes se asentaban en zonas urbanas y 40 por ciento en zonas rurales se trasladó y reasentó a las personas donde se erigieron viviendas en zonas más altas para alejarlas de las zonas inundadas. Otro efecto fue el aumento de la contaminación en las aguas embalsadas, alterando los ecosistemas acuáticos y amenazando a especies como el esturión chino, el esturión del Yangtsé y el delfín chino.[5] El caso de la presa de las Tres Gargantas ilustra lo que ha significado el desarrollo de la RP China: beneficios y perjuicios para la sociedad y el ambiente. También muestra un sello característico de los grandes proyectos de infraestructura del gigante asiático: normalmente evaden los estudios de impacto ambiental, algo que, a todas luces, generará más perjuicios que beneficios en el mediano y largo plazos. Es como hacer cosas malas que parecen buenas.
La urbanización en el país ha sido dramática. Como se puede observar en el gráfico 1, mientras que en 1960 sólo el 16 por ciento de los chinos se asentaban en zonas urbanas, para el 2021 la cifra había crecido al 63 por ciento de la población. La urbanización plantea inevitablemente la destrucción de los ecosistemas y la exposición de las sociedades al contacto con especies animales y vegetales con las que no solían interactuar, lo cual desvanece barreras que evitan la propagación de enfermedades. El origen del SARS-CoV2, enfermedad responsable del COVID-19 parece ser el resultado de esta zoonosis consecuencia de la urbanización y depredación de los ecosistemas.
Ahora bien, uno de los principales problemas que enfrenta el país de cara a su vertiginosa industrialización es la cantidad de emisiones contaminantes que genera. En el gráfico 2 se puede observar que, en tan sólo 30 años, el país ha cuadruplicado las emisiones de CO2 per cápita.
Gráfico 1
Fuente: Banco Mundial.
A lo señalado hay que agregar otro desafío para la vida silvestre del país. Si bien hay una larga lista de especies protegidas en la RP China, existen amenazas como la caza furtiva y el valor que diversos ejemplares tienen para la medicina tradicional del país. Es verdad que la medicina tradicional china se ha modernizado y el uso de animales exóticos está decayendo, pero también es cierto que en muchas partes del país hay una medicina tradicional más, valga la redundancia, tradicional que se nutre de especies en peligro o amenazadas tanto dentro como fuera de la RP China.
Hay animales muy buscados por la medicina tradicional como los pangolines, los rinocerontes indios y los tigres. El pangolín, por cierto, ha estado asociado a la propagación del primer coronavirus, el SARS-CoV de 2002-2003 que irrumpió en la RP China y se extendió por el mundo, aunque no de la forma en que lo hizo su hermano, el SARS-CoV2 (véase la imagen 1).
Gráfico 2
Fuente: Banco Mundial.
La globalización no sólo posibilita que las diversas actividades económicas lícitas tengan acceso a mercados más amplios y no tradicionales. También ha permitido a las redes delincuenciales y traficantes de vida silvestre organizarse en redes que operan en diversos continentes y ante las que las autoridades procuradoras de justicia y seguridad de los países suelen estar rebasadas.
La RP China cuenta, entre otras especies endémicas con una que en especial es un ícono ampliamente reverenciado y codiciado en todas las latitudes: el panda. Catalogado por Beijing como tesoro nacional es símbolo del país e incluso moneda de cambio a través de la diplomacia del panda, mediante la que la RP China ha fortalecido vínculos y negociado diversos acuerdos con las naciones del mundo. También es un termómetro que permite medir la temperatura de las relaciones de Beijing con determinadas naciones, en especial con las que mantiene conflictos. Por ejemplo, Ya Ya, panda que arribó al Zoológico de Memphis en 2003 y que, tras 20 años en arriendo, debió volver a la RP China como lo estipula el contrato respectivo suscrito entre ambos gobiernos. A su llegada a EEUU en compañía de Le Le -panda que falleció de una insuficiencia cardíaca- era una época de bonanza en las relaciones RP China-EEUU cuando el país recién había ingresado a la Organización Mundial del Comercio (OMC) con el apoyo estadunidense. Los pandas eran el símbolo de la amistad entre las dos naciones. Ahora en abril de 2023, Ya Ya apareció ante los medios de comunicación aparentemente famélica, sin mechones de pelo en partes de su cuerpo, lo que atizó las acusaciones de internautas chinos -con la complicidad gubernamental- del maltrato a que el plantígrado seguramente estuvo expuesto por parte de los estadunidenses. Si bien el Zoológico de Memphis explicó en un comunicado que la panda tiene una condición genética que la hace perder peso y pelo sin afectar su calidad de vida, ese no es el mensaje que está llegando a las audiencias chinas, donde el sentimiento antiestadunidense es creciente. El nacionalismo ambiental chino afloró con la consigna “¡devuelvan a Ya Ya a casa!”
Asimismo, las autoridades chinas no dejaron escapar la oportunidad para mostrar en paralelo imágenes de uno de los dos pandas que el gobierno de Xi Jinping prestó a su estratégico aliado Vladímir Putin para el Zoológico de Moscú hace un par de años. En las imágenes se puede ver a Ru Yi, panda macho regordete en perfectas condiciones, con un pastel para celebrar el día internacional del panda -que es el 16 de marzo.[6] El mensaje del gobierno chino a la población del país es claro: Rusia trata bien a los pandas y Estados Unidos los trata mal. Como Rusia es aliada estratégica de la RP China, ahora la población, cuando se le interroga, piensa que efectivamente los panditas los pasan bomba en el Zoológico de Moscú.
Hace años el panda Tuan Tuan, junto con su compañera Yuan Yuan fueron remitidos desde Beijing al Zoológico de Taipei como una suerte de ofrenda de paz entre ambas naciones en 2008, cuando las relaciones bilaterales eran relativamente estables. Desafortunadamente en 2022, Tuan Tuan comenzó a comportarse de manera extraña, mostrándose inapetente, cansado y experimentando convulsiones. Luego de los estudios respectivos, se encontró que tenía un tumor maligno en el cerebro, y aun cuando Beijing despachó dos expertos para apoyar al pandita enfermo, éste falleció el 20 de noviembre de 2022, justo cuando las relaciones Beijing-Taipei se encuentran en su peor momento.[7]
Imagen 1
Zoonosis, epidemias y pandemias
Beijing no culpó a Taiwán de lo sucedido: ¡faltaba más! Y es que los panditas también enferman y mueren y su deceso genera tristeza en todo el mundo. El panda además es un animal muy protegido y la legislación china establece penalizaciones de hasta 10 años en prisión y en algunos casos, la pena de muerte para quien lo trafique, lo mate para quitarle su piel o patas o peor, para comérselo.[8] Empero, el nacionalismo ambiental de la RP China en torno al panda parece oscurecer la manera en que, al insertarse en la globalización, en particular tras su ingreso a la OMC, el país ha decidido explorar más allá de su territorio el abastecimiento de especies amenazadas o en peligro aprovechando las redes transnacionales de la delincuencia organizada, ávidas de explorar nuevas actividades que les reporten jugosas ganancias.
En el caso de México, uno de los 17 países megadiversos del orbe, el tráfico ilícito de vida silvestre que es llevado a la RP China es pasmoso. Incluye no solo a la totoaba -cuya pesca ha hecho estragos en la vaquita marina-, sino también, al pepino de mar, reptiles como el cocodrilo, al abulón, jaguares, tiburones, y maderas preciosas. En el pasado, los traficantes chinos de vida silvestre negociaban directamente con pescadores, cazadores furtivos y cazadores legales mexicanos o estadunidenses -dado que también hay una complicidad de redes delincuenciales que operan en el vecino país del norte. Hoy los traficantes chinos negocian con la delincuencia organizada, en particular con cárteles de la droga, quienes son los intermediarios para acceder a las especies animales y vegetales que requiere el gigante asiático. Esta actividad vincula al tráfico ilícito de vida silvestre con el acceso a precursores químicos como el fentanilo que son usados por los cárteles mexicanos para la elaboración de poderosas y adictivas drogas. Dado que hay muy poca colaboración entre México y la RP China para combatir las redes delincuenciales que trafican vida silvestre, los cárteles mexicanos han encontrado una ventana de oportunidad ante el creciente apetito chino por la flora y fauna mexicanas.[9]
Lo anterior contrasta significativamente con los esfuerzos que, internamente, las autoridades chinas desarrollan para combatir el tráfico ilícito de vida silvestre dentro del país. Por ejemplo, según Beijing, se realizaron operativos entre febrero y mayo de 2022 para combatir actividades delictivas de unas 719 bandas criminales dedicadas al tráfico ilícito de vida silvestre, a quienes se decomisaron orquídeas salvajes, maderas preciosas, entre los más de 130 mil plantas y/o animales en su posesión, algunos de ellos usados, como se explicaba anteriormente, en la medicina tradicional. El operativo, publicado por el organismo no gubernamental Traffic, en agosto del mismo año, señala que hubo una extensa cooperación entre diversas autoridades chinas para desarticular estas redes delincuenciales y detener la depredación de la vida silvestre.[10] Llama poderosamente la atención, sin embargo, que en el operativo no hayan intervenido -o no se menciona en la nota publicada por Traffic- otros países o gobiernos, lo que de nuevo, parecería denotar un nacionalismo ambiental que combate los ilícitos en casa, pero no así en el resto del mundo.
La RP China no es ajena a la agenda ambiental. Tras su reinserción en la comunidad internacional, Beijing hizo acto de presencia en la Cumbre sobre Ambiente y Desarrollo Humano de Estocolmo de 1972, cuando Zhou Enlai envió una nutrida delegación china en aras de integrar al país a la gobernanza ambiental global. En ese tiempo era fundamental para Beijing la cooperación multilateral y bilateral en el terreno ambiental a fin de encontrar fórmulas que le permitieran lidiar con la contaminación industrial que padecía. En el arranque del presente siglo, tras su ingreso a la OMC y su inserción en la economía global, la RP China vivió el auge de empresas extranjeras que buscaban acceso a su mercado. Álgidos debates tuvieron lugar en torno a la relación entre ambiente y comercio. Beijing diseñó la Going Global Strategy para que sus empresas también exploraran los mercados internacionales, si bien, no siempre con una mentalidad ambientalmente amigable. La presencia de consideraciones ambientales en la agenda comercial global acaparó la atención y la diplomacia ambiental de Beijing apostó por denunciar las barreras comerciales no arancelarias, entre ellas las ambientales, que los países más desarrollados invocaban para proteger a sus economías de la competencia internacional.[11]
De manera más reciente, esto es, a partir de 2010, la RP China ha puesto más el acento en su imagen internacional y en la construcción de una narrativa que presente al país como ambientalmente responsable a los ojos del mundo. Ello es entendible considerando que su espectacular crecimiento ha tenido profundos impactos ambientales. No es la primera vez que a la RP China le preocupaba su imagen. Cuando tuvieron lugar los violentos acontecimientos en la Plaza de Tiananmen en 1989 y Occidente decidió aplicar sanciones contra Beijing, el país se esforzó por cambiar su imagen autoritaria y violatoria de los derechos humanos. No mucho después, curiosamente Japón fue el primero, entre los países desarrollados, en levantar las sanciones contra la RP China en un acto de pragmatismo político, sí, pero que tuvo como prolegómeno, la cooperación bilateral en materia ambiental.[12]
Lo que la RP China hago o deje de hacer con su agenda ambiental, no sólo le afectará a esa nación. Existe un creciente debate sobre la responsabilidad internacional de los países, en especial de los más industrializados y, por ende, contaminadores del mundo. El tema se tornó más relevante cuando en Estados Unidos, Donald Trump anunció que retiraba a su país de los Acuerdos de París. Muchos volvieron los ojos a la RP China, con la ilusión de que de ese Estado emanara una luz de esperanza a favor de la gobernanza ambiental global. Hoy, la administración estadunidense de Joe Biden ha hecho de la agenda ambiental un tema prioritario. Sin embargo, sus crecientes desacuerdos con la RP China, país al que considera, según su doctrina de seguridad nacional, la mayor amenaza para los estadunidenses no ayuda a gestionar una correcta gobernanza internacional ni en lo ambiental ni en nada.
Antes bien, y eso también es en parte herencia de la pandemia del SARS-CoV2, parece imponerse el nacionalismo, como lo ilustra el caso de la pandita Ya Ya, quien regresó a su país de origen tras 20 años de residir en Estados Unidos, en lo que muchos perciben como la muestra palpable del nacionalismo ambiental chino -¡no te metas con mi panda!- y de la imposibilidad de que los dos grandes generadores de emisiones contaminantes en el mundo se pongan de acuerdo para salvar al planeta. Claro que al final del día, de poco servirá salvar a los panditas de la extinción si el planeta se convierte en un lugar donde la vida ya no sea posible. Pero, una vez más y como ya es costumbre, lo urgente no deja tiempo para lo importante.
[1] Anna Arias (10 de diciembre 2020), “Flora y fauna de China”, en Ecología Verde, disponible en https://www.ecologiaverde.com/flora-y-fauna-de-china-3099.html (consultado el 6 de junio de 2023).
[2] Ibid. Véase también Aquae Fundación (16/04/2021), Los secretos del país más poblado del mundo, disponible en https://www.fundacionaquae.org/wiki/china/#:~:text=Flora%20y%20fauna&text=Cuenta%20con%20m%C3%A1s%20de%2034.687,despu%C3%A9s%20de%20Brasil%20y%20Colombia (consultado el 3 de junio de 2023).
[3] Ibid.
[4] Las inundaciones en toda la región por donde cruza el Yangtsé, el tercer río más largo del mundo, han sido un problema recurrente en la historia del país, por lo que desde 1919 se había contemplado realizar un proyecto de construcción de presas y evitar así, las inundaciones. Véase Anna Martí (27 de septiembre 2020), La Presa de las Tres Gargantas: un monstruo hidroeléctrico situado en China y la planta energética más grande del mundo, disponible en https://www.xataka.com/otros/presa-tres-gargantas-monstruo-hidroelectrico-situado-china-planta-energetica-grande-mundo (consultado el 2 de junio de 2023).
[5] Luis Berga Casafont (2015), Tres Gargantas, Aquae Fundación, disponible en https://www.fundacionaquae.org/aquaexplore/tresgargantas_html/index.html (consultado el 31 de mayo de 2023).
[6] Nectar Gan y Selina Wang (27 abril, 2023), “”Devuelvan a Ya Ya a casa”: así avivó un panda en Estados Unidos el sentimiento nacionalista chino”, en CNÑ, disponible en https://cnnespanol.cnn.com/2023/04/27/ya-ya-panda-avivo-nacionalista-chino-trax/ (consultado el 11 de mayo de 2023).
[7] Euronews (20/11/2023), “Murió Tuan Tuan, el panda que Pekín regaló a Taiwan en 2008 en un gesto de buena voluntad”, disponible en https://es.euronews.com/2022/11/20/murio-tuan-tuan-el-panda-que-pekin-regalo-a-taiwan-en-2008-en-un-gesto-de-buena-voluntad (consultado el 11 de mayo de 2023).
[8] DW (09/23/2015), “Three face jail for China panda killing”, disponible en https://www.dw.com/en/three-face-prosecution-for-panda-killing-in-china/a-18736323 (consultado el 11 de mayo de 2023).
[9] Proceso (29 de mayo de 2022), “Tráfico de especies de México a China, negocio ilegal en crecimiento”, disponible en https://www.proceso.com.mx/nacional/2022/5/29/trafico-de-especies-de-mexico-china-negocio-ilegal-en-crecimiento-286690.html (consultado el 27 de mayo de 2023).
[10] Traffic (August 10 2022), “Chinese Authorities Cracked Down on Nearly 12 000 Wildlife Crime Cases in Nearly three months”, disponible en https://www.traffic.org/news/chinese-authorities-cracked-down-on-nearly-12-000-wildlife-crime-cases-in-three-months/ (consultado el 6 de junio de 2023).
[11] Heidi Wang-Kaedi (2022), China’s Environmental Foreign Relations, London, Routledge, pp. 3-4.
[12] Ibid.