RUANDA, A 30 AÑOS DEL GENOCIDIO
María Cristina Rosas
Profesora investigadora en el Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Preside el Centro de Análisis e Investigación sobre Paz, Seguridad y Desarrollo Olof Palme A. C. Es licenciada, maestra y doctora en Relaciones Internacionales, así como doctora en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El 7 de abril se de 1994, el mundo atestiguó el inicio de uno de los acontecimientos más abominables y lamentables en la recta final del siglo XX y en plena posguerra fría. Entre ese mes y junio del mismo año, cerca de un millón de personas, en su mayoría tutsis, fueron asesinados a manos de hutus -si bien muchos de ellos también murieron en los combates frente a los primeros-, en lo que se reconoce como el tercer genocidio de esa centuria. La masacre su sumó así al genocidio de los armenios a manos de los jóvenes turcos que comenzó el 24 de abril de 1915, y al genocidio de judíos, gitanos, polacos y otras minorías a manos de los alemanes en la segunda guerra mundial. La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció la fecha del 7 de abril como el día internacional de reflexión sobre el genocidio en Ruanda. También en abril, el próximo día 24 se conmemorará el genocidio armenio.
Que el siglo XX haya comenzado con un genocidio y haya culminado con otro, muestra que el odio, el rechazo a la otredad, la polarización y el racismo se han mantenido a pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional para tipificar el delito sobre genocidio y crímenes de lesa humanidad. La coexistencia entre comunidades diversas se ha enfrentado a intereses económicos, políticos y otros más que se alimentan de los conflictos de los que pretenden derivar ventajas y beneficios. De ahí que la reflexión sobre el genocidio en Ruanda sea tan importante: comprender sus causas, desarrollo y consecuencias permitirán a las generaciones actuales y futuras trabajar a favor del respecto de los derechos humanos, de la coexistencia y de la protección de las diversas comunidades, sin distinciones por género, edad, raza, religión u otra.
Ruanda: algunos datos básicos
Ruanda es un país sin acceso al mar que se localiza en el centro-oriente de África limitando al norte con Uganda, al sur con Burundi, al oeste con la República Democrática del Congo y al este con Tanzania. Su capital es Kigali, donde residen 1. 1 millones de personas y la ciudad de Butare o Huye, al suroeste, hace las veces de centro cultural pues ahí se encuentra una sede de la Universidad de Ruanda, el Instituto Nacional Ruandés de Investigación Científica, y el Museo Etnográfico. Es uno de los países más pequeños del continente y también el más densamente habitado, pues tiene una población de 12 246 394 de personas en una extensión de 26 338 kilómetros cuadrados -equivalente a las dimensiones del estado de Nayarit-, por lo que la proporción de habitantes por kilómetro cuadrado es de 470.
Con un producto interno bruto (PIB) de 27 mil 500 millones (billions) de dólares, es la 139ª economía a nivel mundial y posee un ingreso per cápita de 2 836 dólares -medido en términos del poder adquisitivo. El sector primario es responsable del 32.1 por ciento del PIB, el secundario del 15 por ciento, y el de los servicios del 52. 8 por ciento. Ruanda ocupa la 161ª posición entre 193 países analizados en los índices de desarrollo humano del PNUD con un desarrollo humano bajo. Figuraba en el 100° lugar -en un listado de 141 países- en el índice de competitividad global del Foro Económico Mundial correspondiente a 2019. En el índice de libertad económica de la Fundación Heritage de 2024, Ruanda se encuentra en la 135ª posición entre 184 países evaluados. En el índice de percepción de la corrupción de Transparency International de 2023, el país centroafricano está en la posición 49ª entre 180 países evaluados. En el índice de paz global de 2022, Ruanda está en el 88° lugar en un listado de 163 países.
Mapa 1
Geografía de Ruanda
Fuente: El Orden Mundial.
Ruanda se asienta en la región de los grandes lagos y como se puede observar en el mapa 1, hay una variedad de altiplanos con alturas que van de los 800 a los 2 mil metros sobre el nivel del mar. Considerado como el “Tíbet de África” o el país de las mil colinas o Igihugu cy’Imisozi Igihumbi en kinyarwanda, uno de sus cuatro idiomas oficiales -los otros tres son inglés, francés y swahili- por su orografía, en la parte occidental destaca una cadena montañosa que corre de norte a sur. En el norte se encuentra los famosos montes Virunga, que son una cadena de volcanes que comparten la República Democrática del Congo, Burundi y Ruanda. Por todas las montañas y colinas que la rodean Ruanda también es conocida como la Suiza de África. El afamado Parque Nacional de Virunga, antiguamente denominado Parque Alberto, se extiende desde las montañas Virunga hasta los montes Ruwenzori. Fue creado en 1925 y tiene una extensión de 7 800 kilómetros cuadrados. Fue el primer parque nacional en África. La UNESCO lo incorporó a la lista del Patrimonio de la Humanidad en 1979. Es el hogar de los gorilas de la montaña como también de una población diezmada de hipopótamos, además de otras especies. En la zona hay dos volcanes vivos, el Nyiragongo y el Nyamuragira. Este último es uno de los más activos del mundo, habiendo hecho erupción en 2002 -cuando provocó la muerte de unas 250 personas y dejó sin hogar a 120 mil-, 2019 y, de manera más reciente, en mayo de 2021. El volcán resulta atractivo para el turismo dado que tiene un enorme lago de lava alojado en su cráter, si bien genera impactos negativos en la fauna, la flora y los habitantes del área.
La región en que se asienta actualmente Ruanda fue parte de la África Oriental Germana, una colonia alemana en la zona de los grandes lagos que, además de la actual Ruanda incluía a Burundi, Tanzania y una porción de lo que ahora corresponde a Mozambique. En la primera guerra mundial, los belgas ocuparon la zona de Ruanda-Urundi (1916), la que gobernaron hasta 1962. Al término de aquella contienda, Ruanda-Urundi fue transformada en un mandato y cuando culminó la segunda guerra mundial, se convirtió en un territorio fideicomitido.
Colonialismo y antecedentes del genocidio
El colonialismo belga segregó a las dos principales etnias del país: los hutus, que representan el 84 por ciento de los habitantes y los tutsis, que son un 15 por ciento. El 1 por ciento restante corresponde a los twa o batua. Los belgas decidieron dar a los tutsis la gestión política, lo que atizó los conflictos con los hutus.
Los hutus y los tutsis se diferenciaban entre sí por el linaje o por la actividad económica, de manera que los tutsis se dedican a la ganadería y los hutus a la agricultura. Un tutsi normalmente poseería 10 vacas, símbolo de estatus, dado que sólo los acaudalados las podían tener. Ambas etnias podían modificar esas categorías fuera por el cambio de actividad laboral o por el matrimonio interétnico. Durante las monarquías ruandesas de los siglos XI hasta mediados del XX, los reyes eran tutsis; y bajo el colonialismo belga, de 1919 a 1962, los tutsis fueron elevados al estatus de élite.
Imagen 1
Cartillas de identidad en Ruanda durante el colonialismo belga
Fuente: Museo de Memoria y Tolerancia.
Para los belgas, promover la fragmentación social y acentuar la identificación étnica de los habitantes, les permitiría tener el control del territorio. En 1932, Bélgica introdujo unas cartillas de identidad en las que se asentaba claramente la etnia de los habitantes, como se puede observar en la imagen 1. En este sentido, Bélgica fomentó una suerte de apartheid que polarizó a las comunidades y que sembró la semilla de la discordia en su seno. Los belgas “clasificaban” a los ruandeses a partir de sus características físicas midiendo sus narices, ojos, dimensiones craneales y peso. Las cartillas de identidad serían descontinuadas en 1994 tras el genocidio y luego de los efectos devastadores que tuvieron en sus portadores.
Antes de la llegada del imperialismo germano y belga, la convivencia entre hutus y tutsis había sido difícil. Los tutsis, poseedores de disciplina militar, desde el siglo XVI perpetraron atrocidades contra los hutus, esto para hacerles ver que eran los dominados. Entre los actos barbáricos desarrollados por los tutsis destacan las campañas militares para asesinar a los príncipes hutus, a quienes mutilaban sus genitales y los colgaban a la vista de todos. Rodríguez Vázquez y Mamdini explican que, si bien los hutus podían ascender en la escala social siempre que contaran con propiedades, la existencia del vasallaje privilegiaba especialmente a los tutsis.
En 1959, todavía bajo la tutela belga se produjo una masacre de hutus contra tutsis, lo que mostraba una vez más las consecuencias de un colonialismo pensado para polarizar y dividir a la población. Ruanda accedió a la independencia en 1962 y los hutus llegaron al poder con Grégoire Kayibanda como presidente tras derrocar a la monarquía tutsi. Su gobierno prevalecería hasta 1973, cuando Juvénal Habyarimana dio un golpe de Estado y se proclamó presidente. Ambos desarrollaron políticas pro hutu estableciendo cuotas en las escuelas y en los ambientes laborales que colocaban en desventaja a los tutsis. En la película ruandesa Notre-Dame du Nil de 2019 del director afgano Atiq Rahimi, se cuenta la historia del prestigiado colegio católico Notre-Dame du Nil en el que estudiaban las jóvenes ruandesas que serían en el futuro parte de la élite del país. Ambientada en 1973 se observan las tensiones étnicas en el colegio, el fomento de la lengua francesa frente al kinyarwanda, las cuotas de estudiantes -sólo el 10 por ciento de las alumnas podían ser tutsis, el resto hutus- y el desenlace fatal tras el golpe de Estado de Habyarimana.
A causa de los enfrentamientos con los hutus, muchos tutsis se exiliaron del país asentándose especialmente en Uganda -si bien otros vecinos en que se asilaron incluyeron Zaire (hoy República Democrática del Congo), Burundi y Tanzania- donde se fue gestando no sólo el primer organismo de refugiados tutsis fuera de Ruanda sino también el activismo cada vez más beligerante que condujo a la creación del front patriotique rwandais (FPR) en 1987 donde Paul Kagame, actual mandatario, fungió como jefe de inteligencia militar. El FPR luchó contra el gobierno de Habyarimana y en 1990, desde Uganda, desarrolló un ataque muy letal que puso en aprietos al mandatario ruandés. Ello forzó a Habyarimana a negociar con el FPR, pero al mismo tiempo mantuvo y endureció las políticas represivas contra los tutsis de Ruanda, por considerar que estos eran cómplices de los guerrilleros. En 1993, Ruanda y Uganda suscribieron los acuerdos de Arusha, Tanzania, los que incluían la conformación de un gobierno de transición integrado por las dos etnias principales y fuerzas armadas integradas en proporciones iguales, es decir, 50-50 por hutus y tutsis. Sin embargo, los extremistas hutus rechazaban una reconciliación con los tutsis y trabajaron en la solución final, esto es, su exterminio, mismo que prepararon minuciosamente.
A fin de apoyar lo acordado en Arusha, las partes en conflicto se reunieron en Nueva York en aras de gestionar el envío de una misión de paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la cual vigilaría el cumplimiento de sus disposiciones. Pero el contexto internacional no favoreció un rol de la ONU en esta crisis. Un poco antes se había producido la guerra civil en Somalia, la que desgastó a Naciones Unidas y especialmente a Estados Unidos. Washington, quien no se atuvo al mandato de la misión, sino que desarrolló su propia cacería de los líderes de los clanes somalíes hubo de retirarse tras el incidente del Black Hawk, un helicóptero derribado por los rebeldes somalíes. La imagen de los soldados estadunidenses muertos y arrastrados por las calles de Mogadiscio por miembros de los clanes somalíes -todo en ello transmitido en vivo y en directo por la cadena CNN-, tuvo un alto costo político para la administración Clinton, la que decidió no volver a intervenir en países africanos.
Mapa 2
Fuente: Naciones Unidas
La ONU despachó el 5 de octubre de 1993 la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas para Ruanda (UNAMIR) con un mandato limitado, con apenas 2 548 efectivos y atada de manos para detener la violencia creciente en el país.
Ya desplegada la UNAMIR, y al mismo tiempo que el presidente Habyarimana retrasaba conscientemente la aplicación de los acuerdos [de Arusha] para no ceder el poder, comenzaron a verificarse día tras día acciones violentas que permitían predecir el terrible final que se avecinaba. Con una misión mal enviada, un mandato oscuro que no respondía a la situación ruandesa y mal equipada, [Romeo] Dallaire [oficial a cargo de la misión] estaba dispuesto a involucrarse en el escenario ruandés.
Pronto pudo constatar el clima propicio para una masacre: la distribución de armas entre la población, el entrenamiento de milicias, la violencia contra los tutsis, las incitaciones de la prensa [y la radio], la pasividad-complicidad oficial frente a la situación. Y es que la violencia se desparramaba por el territorio frente a las narices mismas de la UNAMIR (…) asesinatos de tutsis en varias regiones del país, agresiones a las patrullas de la UNAMIR —sobre todo al contingente belga—, ataques a personajes públicos, como el embajador de Tanzania, promotor de los acuerdos de Arusha, o a políticos y periodistas de todos los sectores, le demostraron en sólo unos pocos días que la tragedia estaba cerca. En noviembre, Dallaire envió para aprobación de la Secretaría General de Naciones Unidas un proyecto de normas de combate para la UNAMIR en caso de que tuviera que usar la fuerza frente a crímenes de lesa humanidad y otros abusos. La sede nunca respondió esta solicitud.
A principios de diciembre recibió información (…) acerca de la preparación de asesinatos masivos de tutsis y de políticos opositores como parte de un plan que tenía como objetivo impulsar al FPR a violar el alto al fuego y así provocar el resurgimiento de las hostilidades. Más aún: en enero de 1994, Dallaire recibió el testimonio de un informante, “Jean Pierre”, que formaba parte de las milicias gubernamentales. “Jean Pierre” le informó que, luego de la llegada de la UNAMIR, había recibido la orden de armar un registro de todos los tutsis de Kigali, con vistas a su futura eliminación; le informó también sobre los adiestramientos militares que se realizaban, y comentó incluso que él estaba a cargo de 1 700 hombres distribuidos en la capital en grupos de 40 que eran capaces de eliminar 1 000 tutsis en 20 minutos. Proveyó información precisa sobre la localización de armas destinadas a las masacres y se ofreció a conducirlos para que luego fueran trasladadas donde la misión quisiera, indicando que sólo contaba con unas pocas horas antes de que fueran distribuidas. También afirmó que podía recuperar algunas otras que ya habían sido entregadas, informó que la idea era desatar una matanza de las fuerzas belgas de la UNAMIR a fin de provocar la retirada de la misión y así tener el camino libre para desencadenar el genocidio; que el presidente Habyarimana no tenía el control total de la situación en tanto era sobrepasado por las líneas duras, y que la UNAMIR había sido infiltrada con informantes, por lo que conocían todos los movimientos de la misión.
Por si fuera poco, Ruanda había sido electo en 1993 como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad, por lo que el gobierno de Habyarimana sabía de la poca disposición de los miembros permanentes de ese importante órgano de la ONU -Francia incluida- para modificar el mandato de la UNAMIR. En el estilo de la crónica de una muerte anunciada, Dallaire remitió al Departamento de las Operaciones de Paz de las Naciones Unidas el que ahora se conoce como fax del genocidio, donde detallaba prácticamente lo que iba a suceder y, por lo tanto, solicitaba que se autorizara a la UNAMIR a confiscar las armas que circulaban profusamente en el país. A Ruanda habían llegado grandes cantidades de machetes procedentes de la RP China, instrumentos con los que serían descuartizadas cientos de miles de personas. La respuesta nunca llegó. Dallaire envió telegramas y comunicaciones a Nueva York en enero, febrero y marzo de 1994 insistiendo en el tema de la confiscación de armas. Nadie le hizo caso. Se apostó porque UNAMIR mantuviera la neutralidad en aras de “no empeorar las cosas” (sic). El 6 de abril, el avión en que viajaba el presidente Habyarimana, a quien acompañaba su homólogo de Burundi, Cyprien Ntaryamira fue atacado con un misil tierra-aire y el vehículo se desplomó en las inmediaciones de la residencia presidencial, muriendo todos sus pasajeros. Los hutus culparon al FPR de la muerte de Habyarimana, en tanto éstos señalaron que los autores del magnicidio eran los propios hutus, pues no deseaban que se cumplieran los compromisos de Arusha. Hoy se sabe que fue Paul Kagame, líder del FPR, quien planeó y ordenó el asesinato de Habyarimana.
Mapa 3
La Operation Turquoise, “zona de seguridad” de los franceses
Fuente: La Tercera.
A continuación, comenzó el genocidio que se extendió hasta junio de ese año y que produjo entre 800 mil y un millón de muertos, especialmente tutsis. Kagame, líder del FPR puso más énfasis en lograr avances tácticos que le permitieran gradualmente controlar el territorio ruandés y menos en detener el genocidio. En el fondo, se estaba produciendo una lucha entre la África anglófona y la África francófona. Uganda, ex colonia inglesa, era la base de operaciones del FPR, en tanto Kagame y buena parte de la élite de esa agrupación se educó y capacitó en academias militares y de estado mayor de Estados Unidos y Reino Unido. En 1990, Kagame se encontraba en Estados Unidos asistiendo a un curso de capacitación en el Forth Levenworth, en Kansas cuando se produjo la invasión del FPR a Ruanda, donde su líder, Fred Rwigema murió. Una vez que volvió, Kagame redefinió los ataques contra el ejército ruandés, y si bien el FPR estaba mejor organizado, la razón de que Habyarimana pudiera soportar los embates fue gracias al apoyo brindado por Francia y el entonces Zaire. (Ortiz de Zárate, s/f).
Gráfico 1
Fuente: Banco Mundial.
Así, en el contexto del genocidio, pareciera que Estados Unidos, quien brindaba su apoyo a Kagame, decidió no hacer nada, sino esperar que los hutus se desgastaran en el desarrollo de las masacres, mientras el FPR avanzaba rumbo a Kigali. Francia, por su parte, con el aval del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas desarrolló la Operation Turquioise, básicamente para proteger la huida de los mandos y élites hutus y resguardarlos frente al avance del FPR. Francia advirtió que repelería cualquier intento del FPR de atacar las zonas de seguridad donde se encontraban muchos de los hutus responsables del genocidio que ahora eran protegidos por París. Kagame, quien ha probado ser un gran estratega, optó por trabajar en la formación de un gobierno de unidad, donde el FPR se erigió en partido único o dominante, integrando bajo su égida a otras fuerzas políticas existentes.
Como resultado de la guerra civil y el genocidio, el PIB se desplomó en un 50 por ciento en 1994. Previo a este acontecimiento, el país subsistía en buena medida gracias a la asistencia internacional. La guerra civil produjo el éxodo de millones de ruandeses dentro y fuera del país. Se estima que en la vecina Zaire se encontraban un millón y medio de ruandeses; 600 mil en Tanzania y 240 mil en Burundi, además de un millón de desplazados internos, la mayoría en la zona de seguridad resguardada por los franceses. El recuento de Médicos sin fronteras (MSF) de la crisis humanitaria es devastador:
Una vez llegaron a Zaire, los refugiados se agruparon junto a la frontera, alrededor de ciudades como Goma, Bukavu y Katale. La situación era catastrófica. Epidemias de cólera, disentería y meningitis iban diezmando a los refugiados y casi 50 000 murieron en el primer mes. La ayuda humanitaria provocó interrogantes, ya que la asistencia no estaba llegando a los más necesitados y MSF nos vimos apoyando involuntariamente a un sistema militarizado orquestado por los perpetradores del genocidio. ¿Debía continuar su intervención? Algunos de nuestros equipos empezaron a retirarse de los campos zaireños en noviembre de 1994 y el resto acabaron saliendo en los meses siguientes.
Los campos sirvieron como base de retaguardia para que los soldados y milicianos genocidas se reagruparan y lanzaran ataques mortíferos contra la población civil en Ruanda. Al mismo tiempo, la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo-Zaire (AFDL) se formó bajo el liderazgo de Laurent-Desiré Kabila. Este grupo unió fuerzas con el FPR ruandés para lanzar la conquista del este de Zaire.
Hacia octubre de 1996, la rebelión ya controlaba parte de la región y daba apoyo a los ejércitos de Ruanda y Burundi atacando los campos de refugiados en Goma, Bukavu y Uvira. La milicia rebelde congolesa consideraba a los refugiados como enemigos. A inicios de 1997, grupos de hombres armados no solo empezaron a asesinar de forma masiva a los refugiados que huían al interior de Zaire, sino que también usaron a las organizaciones humanitarias como cebo para atraerlos y hacer de ellos presa fácil. Se calcula que cerca 200 000 personas murieron durante esa cacería.
De nuevo, la África anglosajona se iba imponiendo a la África francesa y la injerencia de Ruanda en la crisis de Zaire, era una apuesta de EEUU por prevalecer en una de las zonas con más riquezas minerales del continente africano. Asimismo, Kagame parecía resuelto a combatir al régimen de Mobutu Sese Seko, el cual había sido abiertamente hostil a los tutsis. Era difícil olvidar la alianza y empatía que existió entre Mobutu y Habyarimana previo al genocidio de 1994. En este sentido, entre 1994 y 1997, Ruanda y Uganda apoyaron a Laurent Kabila, veterano opositor congoleño a Mobutu, para que se alzara con la victoria en Zaire. Pero Kabila, ya en el poder, que cambió el nombre del país por el de República Democrática del Congo, no fue el aliado que Ruanda y Uganda esperaban. En 2001, Kabila fue asesinado de cuatro tiros en el abdomen, presuntamente por un golpe orquestado por rebeldes congoleños apoyados por Kagame y el gobierno de Estados Unidos y su hijo Joseph fue investido como su sucesor. Todo esto ocurrida en paralelo a la terrible crisis de los refugiados donde los hutus confiaban en reagruparse y volver a Ruanda.
El otro problema para el nuevo gobierno ruandés era procesar a los responsables del genocidio sin que esto fuera percibido como un linchamiento o revanchismo de los tutsis contra los hutus. Las autoridades en Kigali, conscientes de la importancia de contribuir a resolver la crisis humanitaria de los refugiados y los desplazados forzados, decantaban más por poder capturar a los cabecillas hutus, con todo y que tres cuartas partes de los refugiados y desplazados eran mujeres y niños. El 8 de noviembre de 1994 el Consejo de Seguridad de la ONU dispuso la creación del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, el cual sería disuelto el 31 de diciembre de 2015. Su sede fue asentada en Arusha, Tanzania. Junto con el tribunal ad hoc para Yugoslavia, son los únicos dos instituidos en los años 90 del siglo pasado para procesar a los responsables de los delitos de genocidio y crímenes de lesa humanidad y si bien la Carta de las Naciones Unidas no establece en ninguna de sus partes la figura de los tribunales ad hoc hubo un consenso político a nivel internacional para su creación, dada la gravedad de los crímenes perpetrados.
Reconciliación nacional y mujeres
A pesar de que el Consejo de Seguridad dispuso rápidamente la creación del Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR) y de que mediante éste se logró procesar a diversos responsables del genocidio ruandés, incluyendo a militares, políticos, al fundador de la Radio televisión libre de las mil colinas, Ferdinand Nahimana, y el cantante Simon Bikindi, en Kigali se realizaron procesos que sentenciaron a algunos de los responsables del genocidio en medio de críticas y dudas de la comunidad internacional por las garantías procesales de los acusados. Los ideólogos del poder hutu, entre ellos Froduald Karamira fueron ejecutados el 24 de abril de 1998 por un pelotón de fusilamiento. Con todo, Ruanda abolió en 2007 la pena capital convirtiéndose en el primer país de la región de los grandes lagos en hacerlo. Con esta decisión eliminó un obstáculo fundamental para que aquellas personas que huyeron del país para evitar la pena capital con motivo del genocidio de 1994 regresaran y se acogieran a la justicia ruandesa. (United Nations Human Rights, 27 July 2007).
Gráfico 2
Fuente: Banco Mundial.
Con todo, un hito del TPIR fue el caso Akayesu, referido al ex alcalde de la ciudad ruandesa de Taba. El TPIR encontró culpable a Jean-Paul Akayesu de haber usado a la violación como instrumento del genocidio. Él fue testigo, pero también perpetró actos de violencia sexual durante el genocidio y se le condenó a cadena perpetua.
Akayesu ocupó el cargo de alcalde, figura de máximo poder en la comuna de Taba desde abril de 1993 hasta junio de 1994. Como tal, tenía el control exclusivo de la policía comunal, de los gendarmes puestos a disposición del municipio y era responsable de la ejecución de leyes, reglamentos y de la administración de justicia. La acusación afirmó que mientras Akayesu se encontraba en ejercicio de esas funciones, entre abril y junio de 1994, al menos dos mil tutsis fueron asesinados en Taba. Jean-Paul Akayesu no sólo estaba al tanto de los asesinatos, sino que, en muchos casos, presenció su comisión, facilitó los medios para dar lugar a la ejecución de esos crímenes y fomentó ese accionar a través del uso público de la palabra convocando a la población a unirse para eliminar al “enemigo único”, haciendo referencia a la etnia tutsi.
Gráfico 3
Fuente: Banco Mundial.
El rol de las mujeres ruandesas en el genocidio no es analizado al nivel de detalle que se requeriría dado que existen muchos estereotipos donde se asume que tuvieron una participación menor. La realidad es que, si bien la mayoría de las mujeres indiciadas rara vez intervinieron físicamente en las matanzas, sí se involucraron sobre todo denunciando a los tutsis. Muchas actuaron por miedo a ser atacadas o a sus familias. Otras estaban fuertemente influenciadas por la propaganda anti-tutsi. Hubieron mujeres que tomaron decisiones que no encajan en ninguna de las explicaciones anteriores y merecen valoraciones por separado. En la Revista Internacional de la Cruz Roja, donde se busca documentar el tema, se cuenta la historia de una mujer que se enfrentó a una situación inenarrable:
… una mujer que anteriormente había tenido opiniones intransigentes a pesar de estar casada con un tutsi (durante su matrimonio fueron miembros de partidos políticos opuestos), contó cómo llegó a vestir el uniforme militar en dos ocasiones durante el genocidio. En el primer caso, esto le permitió franquear los puestos de control para salvar a su sobrina tutsi, que había sido atacada pero seguía con vida en una zanja. Más tarde, cuando la Interahamwe la sorprendió intentando esconder a la niña, se ofreció como esclava sexual (femme de viol) del jefe local de la milicia para salvar a la niña y a otras mujeres de ser violadas. Así, la niña fue liberada y sobrevivió al genocidio. La segunda vez que utilizó el uniforme militar había viajado con su mari de viol (marido de violación) a Butare para hallar a su esposo y a sus hijos, que estaban escondidos. Esto lo logró con la ayuda de un joven miembro de la milicia, aunque ella y su marido decidieron que era más seguro que él y los niños permanecieran en Butare y que ella se quedara con su mari de viol. Según esta mujer, fue denunciada porque la vieron viajar con la Interahamwe y vistiendo el uniforme militar, y admitió: “Entiendo que piensen que estaba involucrada”. Cabe destacar que esta mujer fue mantenida como “rehén” del miliciano tanto a lo largo del genocidio como después, en el campamento de refugiados en Zaire. Durante su encarcelamiento, su marido –quien sobrevivió al genocidio– la visitó y le pidió permiso para tomar a otra mujer como esposa.
En Ruanda, unas 96 mil mujeres han sido condenadas por su participación en el genocidio de abril a junio de 1994. Muchas de ellas mataron adultos, otras niños, y otras más alentaron a los hombres para que violaran y asesinaran. Dada la complejidad del contexto descrito es muy difícil contar con parámetros de valoración para impartir justicia y evitar la impunidad. Hay mujeres que participaron en las matanzas y luego ayudaron y escondieron a los tutsis perseguidos. Pero es innegable que, en una sociedad como la ruandesa, los roles de género antes, durante y después del genocidio, deben ser ponderados.
Gráfico 4
Fuente: Unión Interparlamentaria.
A pesar de las heridas, el país debía mirar al futuro, teniendo en contra las consecuencias de la guerra civil, siendo visto como barbárico a los ojos del mundo, y debiendo ponerse de pie para prosperar. De entrada, era imperioso borrar la diferenciación étnica que tantos estragos causó al país. Hoy la promoción de la unidad y la reconciliación emplea el slogan soy ruandés (Ndi umuryanwanda) como bandera. También se ha fomentado el perdón y la reconciliación mediante programas de solidaridad, la enseñanza en las escuelas de valores e historia ruandeses comunes y mediante la Comisión de la Reconciliación y la Unidad Nacional. Kagame, quien se convirtió en presidente en 2003 cuando fue promulgada la nueva constitución y tras una larga transición política, es tutsi, pero el empleo de la identificación étnica de los ruandeses está proscrito y es penado. Por supuesto que las heridas del genocidio están ahí, pero el trabajo desarrollado por las autoridades para modernizar y reformar al país no es un tema menor.
Es de destacar el empoderamiento de las mujeres. Hacia 2022 Ruanda poseía el parlamento más femenino del mundo, si bien ello, como muchas otras actividades en la vida nacional, está relacionado con la muerte de hombres durante el genocidio. Al terminar las masacres alrededor del 70 por ciento de la población del país eran mujeres. Ahora bien: en la sociedad ruandesa, las mujeres han estado expuestas a la opresión y al ejercicio de lo que se considera “roles tradicionales.” Sin embargo, se han creado legislaciones encaminadas a cambiar algunas prácticas. En 1999, por ejemplo, se aprobó la ley que permite a las mujeres heredar de sus padres o maridos y también poseer tierras. La constitución de 2003, por su parte, promueve le igualdad de género garantizando que ocupen al menos el 30 por ciento de cargos de responsabilidades gestoras en el país.
Cuadro 1
Índice de brecha de género 2023
Posición | País | Calificación |
1 | Islandia | 0. 912 |
2 | Noruega | 0. 879 |
3 | Finlandia | 0. 863 |
4 | Nueva Zelanda | 0. 856 |
5 | Suecia | 0. 815 |
6 | Alemania | 0. 815 |
7 | Nicaragua | 0. 811 |
8 | Namibia | 0. 802 |
9 | Lituania | 0. 800 |
10 | Bélgica | 0. 796 |
11 | Irlanda | 0.7 95 |
12 | Ruanda | 0. 794 |
33 | México | 0. 765 |
43 | Estados Unidos | 0. 748 |
146 | Afganistán | 0. 435 |
Fuente: Foro Económico Mundial.
En el índice global de equidad de género de 2023 del Foro Económico Mundial, Ruanda figura en la 12ª posición, siendo el segundo país africano mejor ubicado (detrás de Namibia) y el tercer mejor, entre los países en desarrollo, a nivel global, codeándose con las naciones más avanzadas y reconocidas en el planeta como promotoras de la equidad de género. Por subíndices, Ruanda figura, en materia de oportunidades económicas para las mujeres, en la 67ª posición; en acceso a educación, en la 110ª; en salud y supervivencia, en la 55ª; y en empoderamiento político, en la 9ª. Claramente hay áreas de oportunidad para lograr el progreso de las mujeres de manera integral.
Ruanda es un país esencialmente rural, con apenas el 18 por ciento de la población asentada en zonas urbanas. Es en estas donde será más frecuente encontrar mujeres trabajando fuera de sus hogares, si bien al culminar sus jornadas laborales se espera vuelvan a casa, preparen los alimentos y cuiden de los hijos, en tanto los hombres irán a tomar algo con sus congéneres. Las mujeres normalmente no asisten a eventos deportivos y en las zonas rurales sería difícil encontrar mujeres que andan en bicicleta, trepen árboles, consuman alcohol, vayan solas a un bar o coman carne de cabra.
Gráfico 5
Fuente: Banco Mundial.
A nivel ministerial, las mujeres ocupan el 55 por ciento de las carteras del país. También se puede ver con más frecuencia mujeres que conducen camiones, que llevan a cabo tareas de carpintería y plomería e igualmente que tienen responsabilidades como pilotos de aviones, árbitros de fútbol, cirujanos y empresarias. Con todo, el 83. 4 por ciento de las mujeres ruandesas se desempeñan en el sector informal y obtienen en promedio un salario 60 por ciento inferior que el que reciben los hombres en tareas similares. Sólo el 26. 8 por ciento de los cargos gerenciales reposan en mujeres en tanto un informe sobre equidad de género de 2021 revelaba que el 36. 7 por ciento de las féminas entre 15 y 49 años experimentan violencia física.
Gráfico 6
Fuente: Banco Mundial.
Empero, es de destacar que el país ha apostado por la educación, dado que la alfabetización alcanza ya a tres cuartas partes de la población de 15 o más años. Asimismo, la esperanza de vida ha aumentado significativamente: mientras que en 1994 era de 14 años -resultado director del genocidio-, para 2021 era de 66 -con un declive provocado por la pandemia del SARSCoV2, puesto que en 2020 había llegado a los 67 años, cifra comparable a la de México. Lo anterior significa que entre el año 2000 y 2021 Ruanda ha ganado 20 años de esperanza de vida para su población. De hecho, aun cuando Ruanda es un país de renta muy baja y que recibe menos asistencia al desarrollo que otros países africanos, ha logrado canalizar los recursos que posee a mejorar la salud materno-infantil. Asimismo, al reducir la tasa de natalidad, también se ha logrado una disminución de la malnutrición.
La recuperación de Ruanda también se puede constatar en la reducción de la mortalidad infantil. Mientras que en 1960 la mortalidad infantil era de 130 infantes muertos por cada 1 000 nacidos vivos, para 2021 se había reducido a 30, si bien aún lejos de las cifras de un dígito propias de los países de ingresos medios o altos, pero loable. Es de destacar que durante el genocidio la tasa de mortalidad infantil fue la más alta en los pasados 60 años, llegando a 190 infantes muertos por cada 1 000 nacidos vivos, esto es, uno de cada cinco.
Gráfico 7
Fuente: Banco Mundial.
¿Diplomacia militar o poder suave?
Ruanda desarrolla una activa política exterior y como se sugería anteriormente, su involucramiento en diversas acciones militares en los países vecinos ha estado encaminada a la promoción de sus intereses instrumentales particulares, pero cuidando, aparentemente, las formas. Por ejemplo, en el momento actual, Ruanda es el cuarto mayor contribuyente con personal para las operaciones de mantenimiento (OMPs) de la paz de Naciones Unidas, sólo superado por Bangladesh, Nepal e India. Con esta acción el gobierno ruandés se propone promover la imagen del país como contribuyente al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, alejándolo de lo sucedido en 1994. El despliegue de los soldados ruandeses elevaría el prestigio y la influencia de Ruanda en el quehacer internacional. La constitución del país establece la obligatoriedad de que las fuerzas armadas ruandesas participen en misiones de paz en todo el mundo en apoyo de las comunidades vulnerables. Actualmente Ruanda está involucrada en dos misiones de paz de la ONU: la Misión de las Naciones Unidas en la República de Sudán del Sur (UNMISS), donde es el principal contribuyente con personal militar y policial, y en la Misión de Estabilización Integrada Multidimensional de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MINUSCA) donde también aporta los contingentes más numerosos.
Gráfico 8
Fuente: Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz de Naciones Unidas.
Fuera del espectro multilateral de las OMPs de la ONU y regional en la Unión Africana ha intervenido unilateralmente en la República Centroafricana, Benín y Mozambique donde combate a grupos islamistas. Su gasto en defensa equivale al 1. 5 por ciento de su PIB. Cuenta con unos 33 mil soldados que, desplegados estratégicamente al amparo de acuerdos bilaterales, le representan importantes ingresos al país, además de que legitiman internacionalmente al gobierno de Kagame por su contribución a estabilizar naciones en aprietos. Además, el profesionalismo de las fuerzas armadas de Ruanda garantiza que puedan desplegarse de manera rápida con un alto nivel de efectividad, a diferencia de lo que ocurre con las misiones de paz de la ONU o las misiones de la Unión Africana y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (ECOWAS).
Imagen 2
Paul Kagame con las fuerzas de defensa de Ruanda
Fuente: The Independent.
Lo que llama la atención cuando se revisan las condiciones en que Ruanda interviene y coopera con países de la región es que antaño, cuando se suscitaba una crisis de seguridad normalmente el país afectado acudía a Francia para pedir su ayuda. Que en 2022 el titular de las fuerzas armadas de Benín viajara a Kigali para solicitar la asistencia de Ruanda, es un cambio notable de paradigma y revela no sólo el declive de Francia y de su post colonialismo, sino también que se percibe a Ruanda como un actor que puede hacer la diferencia ante los diversos conflictos que enfrentan los países del continente. Benín también es importante porque se localiza en África occidental, esto es, en una región más remota de la que normalmente las fuerzas de defensa de Ruanda han venido operando. ECOWAS, que suele hacer despliegues en la zona, no ha mostrado su efectividad. Asimismo, la cooperación militar con Benín y otros países africanos visibiliza la consigna de Paul Kagame de que “los problemas africanos deben ser resueltos por los africanos.” Las fuerzas de defensa de Ruanda, como se sugería líneas arriba, no surgieron como parte del legado colonial belga, sino que son el resultado de una ruptura con el colonialismo y al igual que las de Uganda se fueron profesionalizando a la luz de los eventos descritos en la región. Asimismo, las fuerzas de defensa de Ruanda, entre sus cualidades, constituyen una fuerza cohesionada que recibe puntualmente sus salarios, servicios médicos, promociones, buena comida y también acceso a educación superior. En este sentido, Ruanda muestra al mundo cómo funciona la diplomacia pública que transforma al poder duro en poder suave.
Gráfico 9
Fuente: Banco Mundial.
Ruanda se transforma en marca-país
Ruanda se ha propuesto modificar radicalmente la imagen que el mundo tiene de este atribulado país. Para ello no sólo ha incrementado la educación básica obligatoria de 9 a 12 años, desarrollado importantes obras de infraestructura e incorporado recursos humanos calificados para las tareas gubernamentales. Es el caso de Louise Mushikiwabo, nacida en el país pero educada en Estados Unidos y egresada de la Universidad de Delaware. En 2008 Paul Kagame la invitó para incorporarse a su gobierno como Ministra de Asuntos Exteriores y Cooperación, cargo que ostentó hasta 2018 para ser electa Secretaria General de la Organización Internacional de la Francophonie desde el 3 de enero de 2019. Es también Donald Kaberuka, quien fungiera como ministro de finanzas y planificación económica de Ruanda entre 1997 y 2005, para, posteriormente, convertirse en el 70° presidente del Banco de Desarrollo Africano de 2005 a 2015. Ha sido también quien preside el Global Fund desde 2019 para hacer frente a enfermedades como la malaria, el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y la tuberculosis. Aisa Kirabo Kacyra, quien fungiera como alcaldesa de Kigali de 2006 a 2011 posteriormente ocupó la vicepresidente ejecutiva adjunta del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (UN-HABITAT) entre 2011 y 2018. Son sólo algunos nombres de destacadas figuras que integran el capital humano reclutado por el gobierno ruandés para hacerse cargo de reorganizar la economía nacional, la política exterior, políticas ambientales sostenibles, etcétera.
A continuación, la creación de una marca-país ha sido articulada a partir de la búsqueda de posicionamiento global además de promover atracción del turismo y las inversiones. En kinyarwanda la palabra turismo (ubukerarugendo) significa literalmente errante sin rumbo fijo por lo que tiene una connotación negativa entre la población. Así, los primeros esfuerzos tuvieron que desarrollarse dentro del país a fin de explicar a los ruandeses los beneficios potenciales de las actividades turísticas.
En el año 2000, el gobierno ruandés dio a conocer la Visión 2020, presentada por el ministerio de economía y planificación económica, a cargo en ese tiempo del ya citado Donald Kaberuka. En ese documento se establecen objetivos estratégicos para posicionar a Ruanda como un país de ingresos medios, con énfasis en el desarrollo del sector de los servicios, y se refirió a los seis pilares para apuntalar su plan, a saber: buen gobierno, un Estado eficiente, capital humano calificado, un sector privado pujante, una infraestructura física de clase mundial y una agricultura y ganadería modernas. Como se puede ver, el plan era de altos vuelos, en especial para un país donde el sector primario era dominante y se dependía mucho de la asistencia internacional. Sin embargo, es claro que desde que Visión 2020 fue presentado, el país se ha transformado.
En el presente siglo la riqueza en el país no ha parado de crecer y salvo 2020, cuando la pandemia del SARS-CoV2 impacto a la economía a razón de un – 3. 4 por ciento, en 2021 la recuperación devino en un alentador 10. 9 de crecimiento del PIB. El turismo es, en buena medida, responsable no sólo de generar importantes ingresos a la economía, sino de alentar la modernización de Kigali y otros destinos. Baste mencionar que, por su infraestructura para el ocio, el entretenimiento o las reuniones de alto nivel y los negocios, Kigali es considerada la tercera ciudad africana más calificada para albergar encuentros y reuniones de alto nivel, sólo detrás de Ciudad del Cabo en Sudáfrica y Casablanca en Marruecos.
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Visit Rwanda
Fuente: Rwanda Development Board.
La marca-país que invita a las personas a visitar Ruanda, es una estrategia de diplomacia pública a la que se atribuye, en buena medida, la histórica afluencia de turistas al país africano en 2019 de 1. 63 millones de visitantes que generaron una derrama de 498 millones de dólares en ganancias. Visit Rwanda fue lanzado en 2018 como parte de una estrategia de visibilización del Rwanda Development Board agencia gubernamental creada en 2008 para coordinar, diseñar y promover el desarrollo económico nacional promoviendo las inversiones, las exportaciones y el empleo. Inspirado en el Singapore Development Board, fue resultado de las gestiones del gobierno de Paul Kagame, quien despachó una delegación a Singapur para conocer más ese modelo. Considerado como el centro para la promoción de las inversiones del país africano, reúne a todas las dependencias gubernamentales responsables de atraer, facilitar y retener inversiones en la economía ruandesa.
La entidad comisionada para desarrollar la marca-país de Ruanda fue la PC Agency, contrada por Kigali en 2017 para impulsar la imagen del país luego de que Rwanda Air inaugurara un vuelo directo entre la capital británica y la ruandesa. Uno de los desafíos que enfrentaba Ruanda tradicionalmente es que el turismo realizaba estancias muy cortas en el país sobre todo para visitar los santuarios de los gorilas de la montaña para luego dirigirse a otros destinos. La idea era entonces lograr que el turista realizara estancias más prolongadas por lo que el logotipo de la marca-país se inspiró en los formidables paisajes y en la diversas fauna que posee el país, además del arte nacional tradicional, el imigongo, el cual consiste de trazos y diseños geométricos y resaltados.
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El patrocinio del equipo Arsenal
Fuente: Rwanda Development Board.
Un país pobre que financia clubes ricos
No obstante ser uno de los 20 países más pobres del mundo, el gobierno de Paul Kagame ha desarrollado una estrategia de visibilización. Kagame es fan declarado del equipo Arsenal de la Liga Premier del Reino Unido y ha denostado las derrotas que de vez en cuando tiene este conjunto, a través de la cuenta en Twitter que posee el mandatario. No obstante, su enfado cuando en 2018 el estelar conjunto perdió frente a un equipo menor, Kagame decidió suscribir un convenio de patrocinio con el club, para que en la manga izquierda de las camisetas de los jugadores del equipo aparezca la leyenda Visit Rwanda a lo largo de cuatro años. El patrocinio, que a Ruanda le cuesta desde 2018, 10 millones de libras esterlinas por año, también incluye al equipo femenil y al estadio sede del equipo.
Mediante el acuerdo de patrocinio, se ha gestionado la visita del Arsenal a Ruanda en un par de ocasiones y el presidente ha posado al lado de las diversas estrellas que han jugado para el citado equipo, como se puede observar en la imagen anexa que muestra al ex jugador del Arsenal, el brasileño David Luiz con el mandatario ruandés.
Otro de los equipos con los que el gobierno de Kagame ha convenido un patrocinio es el millonario Paris Saint Germain (PSG). El equipo, propiedad de la Qatar Investment Authority, (QIA) estuvo de acuerdo en asociarse con el gobierno ruandés, dado que desea mejorar su perfil en África y en otras partes del mundo, donde, no obstante, las estrellas que militan en sus filas, no gozan, de la reputación y visibilidad de otros clubes como los españoles, los ingleses y los italianos.
Ahora bien, un tema no tan conocido es el plan del gobierno ruandés de construir un aeropuerto ultramoderno en Bugesera, al sureste de la capital, Kigali. El proyecto fue vislumbrado desde 2010 y en 2014 se decidió que sería el mayor aeropuerto del país. Para 2017 el principal inversionista era la empresa portuguesa Mota Engil, pero en 2019 el gobierno de Paul Kagame compró el 75 por ciento del mismo y se rediseñó el proyecto. En ese mismo año se dio a conocer que Qatar Airways adquirió el 60 por ciento del valor del mismo estimado en 1 300 millones de dólares, con lo que se asegura la construcción, gestión y operación del nuevo aeropuerto a cargo de la empresa qatarí. El acuerdo fue firmado por el mandatario ruandés y el emir de Qatar, quien ha afirmado en varias ocasiones que desea que Qatar sea el mayor socio de Ruanda. Paul Kagame visita con frecuencia Doha y los vínculos bilaterales son cada vez más estrechos entre ambas naciones.
En 2017, Qatar buscaba romper el bloqueo internacional orquestado por sus vecinos Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, que acusaban al emirato de apoyar el terrorismo islámico de grupos como Hamás o los Hermanos Musulmanes. En su carrera para superar a los Emiratos Árabes Unidos, Doha buscaba escenarios de influencia en varias regiones y Ruanda —en el corazón de África— fue donde cosechó frutos. Un país pobre pero seguro, estable y relativamente menos corrupto que los países de su entorno. En 2020 ocupó la posición 49 del índice de percepción de corrupción de Transparencia Internacional, en el que Kenia se situaba la 124 y España, la 32. Al proyecto del aeropuerto con el que Ruanda quiere robarle parte del pastel a Etiopía y Kenia de ‘hub’ logístico regional, se unen las negociaciones para que Qatar adquiera el 49% de la aerolínea bandera RwandAir —la que se utilizaría para el ‘Visit Rwanda’—. En paralelo, ambos países han firmado numerosos acuerdos bilaterales que van desde la cooperación fiscal para evitar la doble imposición a turísticos, de agricultura o intercambio tecnológico.
El acuerdo con el PSG, suscrito el 4 de diciembre de 2019 implica otra erogación de 10 millones de euro por año y establece que el logo de Visit Rwanda figura en el reverso de los trajes de entrenamiento de los equipos masculino y femenil, en el estadio y en los promocionales del equipo. Asimismo, se acordó que los fans del PSG podrían beber café y té ruandeses en el estadio Parc de Princes.
¿Qué resultados reporta a Ruanda la exposición mediática con su marca-país en equipos de fútbol millonarios que cuentan con fans y audiencias en todo el mundo? Parecería que dicha estrategia funciona al decir de las autoridades.
En 2018, el turismo aportó el 15 por ciento del PIB ruandés y, hasta (…) la pandemia, la tendencia continuaba al alza. ¿Tienen algo que ver las campañas con los clubes deportivos? Según la Rwanda Development Board, una encuesta entre los seguidores del Arsenal mostró cómo se pasó de un 71 por ciento que no veía a Ruanda como opción turística antes del acuerdo a un 51 por ciento que podría pensarse unas vacaciones en la nación centroafricana. Ruanda ya se piensa cómo ampliar su estrategia de inversiones en economía deportiva como herramienta declarada de ‘marketing’ turístico.
Pero también hay críticas de los fans de clubes y de diversos estudiosos de las marca-país y/o marca-nación. Para muchos, que la convocatoria a visitar Ruanda aparezca en clubes deportivos de países democráticos para favorecer al régimen de Kagame, personaje considerado como autoritario, que ejerce el poder eliminando a sus rivales políticos y suprimiendo las libertades de la sociedad, no es buen negocio para la imagen de estos afamados equipos. También se critican los montos gastados en la marca-país que muchos consideran se podrían destinar al combate de la pobreza en Ruanda.
Con todo, las críticas no parecen mermar la estrategia de visibilización del país impulsada por Kagame. La diplomacia de las celebridades es otro recurso que ha gestionado con personalidades como Ellen De Generes, la conductora de televisión que cuenta con casi 76 millones de seguidores en Twitter –como dato al calce, Paul Kagame, asiduo usuario de esta red social tiene 3 millones. De Generes recibió de su pareja Portia De Rossi como regalo por su 60° aniversario un campus para la protección de los gorilas de la montaña que ahora alberga el fondo creado en memoria de Dian Fossey. El recinto, que involucró una inversión de 10 millones de dólares fue inaugurado en 2022.
Durante su visita a Ruanda para la inauguración del The Ellen De Generes Campus of the Dian Fossey Gorilla Fund, De Generes y Rossi se reunieron con el presidente Kagame y con la titular del Rwanda Development Board, Clare Akamanzi con quien portan la pancarta que invita a las personas a visitar el país (¡no hay mejor publicidad que esa!). La inauguración del lugar, además, fue televisada en vivo, por lo que Ruanda tuvo una exposición mediática invaluable aderezada con el comentario de De Generes de que está considerando mudarse a ese país.
La presencia de otras celebridades le viene bien al país. Scarlett Johansson ha visitado Ruanda para apoyar a niños con VIH. Pero las celebridades también pueden no ser tan amistosas con Ruanda. El gobierno del Reino Unido durante la gestión del controvertido Boris Johnson suscribió un acuerdo migratorio con Ruanda para que sean deportados a ese país los solicitantes de asilo que pretenden ingresar a las islas británicas: ¿suena conocido? El acuerdo, suscrito el 14 de junio de 2022 establece que cualquier persona que haya ingresado como indocumentado al Reino Unido, podrá ser reasentado en Ruanda. Mediante este acuerdo, Kigali estaría recibiendo 144 millones de euros, cifra que se incrementaría a medida que el acuerdo se ejecute. Al respecto el Tribunal Europea de Derechos Humanos paralizó el primer vuelo con deportados que iría de Londres a Kigali, donde las autoridades ruandesas analizarían cada caso y procederían o bien a dar trámite a la solicitud o la expulsión del solicitante.
Diversas celebridades como Olivia Colman, Stephen Fry, Emma Thompson, David Harewood y otras decenas de personajes, incluyendo al entonces príncipe Carlos de Gales criticaron fuertemente la iniciativa, no sólo por lo que costaría fletar cada avión -aproximadamente medio millón de libras esterlinas- sino sobre todo porque refleja una actitud colonial de parte de Londres al proponer una “solución” que violenta los derechos humanos de los migrantes. Otros cuestionamientos incluyen el historial en materia de derechos humanos de Ruanda y la existencia de un régimen autoritario en el país, como el destino menos deseado para quienes huyeron de sus hogares buscando una mejor vida en el Reino Unido. Sin embargo, es evidente que el gobierno ruandés ha buscado estrechar lazos con el Reino Unido incluso con un acuerdo migratorio en extremo polémico.
Consecuencias del genocidio
Ruanda, como se observa, ha buscado quitarse el estigma de ser un país barbárico y genocida. Las políticas desarrolladas por Paul Kagame a lo largo de su larga presidencia, han apostado por la reconciliación, pero, al mismo tiempo, ha fortalecido su poder con prácticas poco democráticas. Este año, el próximo 15 de julio, los ruandeses irán a las urnas para elegir presidente en lo que más bien se antoja como un ejercicio plebiscitario, dado que, en los comicios previos de 2003, 2010 y 2017, ha obtenido victorias con más del 90 por ciento de los sufragios. De hecho, para poder ser candidato nuevamente, ha favorecido reformas a la constitución que técnicamente le podrían permitir la permanencia al frente del poder ejecutivo hasta 2034.
A lo largo del siglo, Paul Kagame ha asesinado o encarcelado a opositores políticos, siendo en éste último caso muy conocida la situación de Victoire Ingabire, quien no puede contender por la presidencia dado que los tribunales la inhabilitaron por haber estado ocho años en prisión. Kagame un control férreo sobre la población y si bien proscribió la práctica de establecer distinciones entre hutus y tutsis (él mismo es tutsi), las secuelas del genocidio perviven, como por ejemplo, la feminización del país, sin que ello se traduzca en empoderamiento ni equidad para las mujeres y las niñas.
Las mujeres del genocidio contra quienes se empleó la violación como arma de guerra, constituyen al día de hoy una comunidad frágil. Según un estudio realizado en el año 2000 en el que se investigó a 1 125 mujeres expuestas a violencia sexual durante los hechos de abril a junio de 1994 y que sobrevivieron a las matanzas, se encontró que el 66. 7 por ciento padecen VIH/SIDA. Al respecto, Amnistía Internacional refiere que
Aunque la categoría social de la media de las mujeres ruandesas casadas sea baja, sigue estando por encima de la de las viudas o las sobrevivientes de violación. El desprecio hacia las mujeres violadas no es
una actitud exclusiva de los hombres; varias mujeres que habían sido violadas contaron (…) cómo habían sido humilladas y atormentadas por integrantes de la comunidad femenina o, incluso, por sus propias hijas.
También los niños concebidos durante el genocidio pueden verse gravemente discriminados, denigrados como descendientes de interahamwe, y a menudo son llamados, incluso por sus madres, “enfants
mauvais souvenir”, o “niños de ingrato recuerdo”. En consecuencia, también las madres pueden verse humilladas y marginadas por la comunidad. Algunas mujeres y niñas se ven empujadas al infanticidio…
En la República Democrática del Congo, a 30 años de distancia perviven las consecuencias del genocidio de la vecina Ruanda. En el verano de 1994 un millón de refugiados hutus cruzaron la frontera para salvar sus vidas y se instalaron en Goma, en Kivu del Norte, territorio congoleño. Durante tres décadas, el gobierno de Kagame y las autoridades de Uganda han señalado que en Kivu hay extremistas hutus a los que hay que combatir, pretexto con el cual apoyan ofensivas del M-23, de mayoría tutsi, amparados también en el ejército ruandés. Pero además existen unos 130 grupos armados operando en la ex colonia belga, estimulados por las enormes riquezas de coltán, oro y diamantes que se encuentran en Kivu. Ruanda y Uganda son exportadores del apreciado coltán, mineral esencial para las baterías de larga duración que son tan cotizadas para computadoras, teléfonos celulares y tabletas. A pesar de que el coltán es vendido en los mercados internacionales como Made in Rwanda, en el pequeño país africano no hay reservas de ese mineral. De ahí que se considere que los sucesos en la República Democrática del Congo tras el genocidio ruandés, se ven alimentados por un “coltán de sangre” que se suma a los “diamantes de sangre” que le reportan enormes beneficios a quienes los trafican.
Las heridas del genocidio aun están lejos de sanar y sus consecuencias trascienden a Ruanda misma. Lo sucedido lleva a recordar que la inacción internacional transformó en cómplices a quienes, ante los sangrientos hechos, prefirieron mirar a otro lugar, los Balcanes, por ejemplo, dado que Ruanda no resultaba tan estratégico. Los Balcanes están en Europa. Ruanda está muy lejos. Asimismo, el síndrome de Somalia había llevado a que los estadunidenses se opusieran en el Consejo de Seguridad de la ONU a actuar ante evidencias contundentes sobre estos crímenes de lesa humanidad. Hoy pareciera que el mundo ha cambiado poco. Hechos oprobiosos ocurren en diversas latitudes en estos momentos y aquellos que podrían hacer algo para detenerlos, optan por privilegiar sus intereses instrumentales particulares. Así fue como comenzó el genocidio armenio, el de los judíos y el ruandés. El mundo no ha aprendido nada ni en 30 ni en 100 años.
[1] Los armenios, cristianos, fueron perseguidos y masacrados y se calcula que un millón y medio de ellos perecieron en campos de concentración o por deportaciones forzadas que los arrojaron a zonas desérticas donde murieron. En mayo del año 1915, los jóvenes turcos, junto con los musulmanes kurdos, circasianos y chechenos persiguieron y capturaron en masa las comunidades cristianas armenias, asirias y caldeas de las provincias de Bitlis, Diyarbekir, Erzerum, Kharbeid, Hakkari, Sivas y Van, para llevarles como prisioneros a los desiertos de Mesopotamia, a morir de hambre y sed. Véase Raad Salam (24.04.2023), “El genocidio armenios nunca debe ser olvidado… 108 años después”, en La Razón, disponible en https://www.larazon.es/internacional/asia/genocidio-armenio-nunca-debe-ser-olvidado108-anos-despues_2023042464462bad89b71c000174d615.html
[2] UNDP (2024), Human Development Report 2023-24. Breaking the gridlock. Reimagining cooperation in a polarized world., New York, United Nations Development Program, disponible en https://www.undp.org/sites/g/files/zskgke326/files/2022-09/hdr2021-22pdf_1_1.pdf
[3] Klaus Schwab (Editor) (2019), Global Competitiveness Report 2019, Geneva, World Economic Forum, disponible en http://www3.weforum.org/docs/WEF_TheGlobalCompetitivenessReport2019.pdf
[4] The Heritage Foundation (October 2023), Index of Economic Freedom disponible en https://www.heritage.org/index/
[5] Transparency International (2023), Corruption Perceptions Index 2023, disponible en https://www.transparency.org/en/cpi/2023
[6] Vision of Humanity (2023), Global Peace Index 2023, Sydney, Institute for Economics and Peace, disponible en https://www.visionofhumanity.org/wp-content/uploads/2023/06/GPI-2023-Web.pdf
[7] El inglés se convirtió en idioma de enseñanza en las escuelas secundarias (anteriormente lo era el francés).
[8] BBC News Mundo (23 de mayo 2021), “Nyiragongo: las impactantes imágenes de la repentina erupción del volcán en la República Democrática del Congo”, disponible en https://www.bbc.com/mundo/noticias-57203798
[9] Brian Crawford (2019), Rwanda. Culture Smart! The Essential Guide to Customs and Culture, London, Kuperard.
[10] Ibid.
[11] Brian Crawford, Op. cit.: 26-27.
[12] Daniel Rodríguez Vázquez (30 de mayo de 2017), El genocidio de Ruanda: análisis de los factores que influyeron en el conflicto, Madrid, Instituto Español de Estudios Estratégicos, disponible en https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2017/DIEEEO59-2017_Genocidio_Ruanda_DanielRguezVazquez.pdf
[13] Presionado por el presidente de Francia, François Mitterrand, amigo personal de Habyarimana y principal apoyo internacional hacia su régimen.
[14] ACNUR (30 de marzo de 2017), Genocidio de Ruanda: la historia de los hutus y los tutsis, Ginebra, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, disponible en https://eacnur.org/es/actualidad/noticias/eventos/genocidio-de-ruanda-la-historia-de-los-hutus-y-los-tutsis
[15] Silvia Alejandra Perazzo (septiembre-diciembre 2011), “La neutralidad en las misiones de paz de las Naciones unidas: un análisis a partir de los casos de Somalia y Ruanda”, en Estudios de Asia y África, vol. XLVI, no. 3, disponible en https://www.redalyc.org/pdf/586/58623586003.pdf
[16] La película Black Hawk Down de Ridley Scott de 2001, se basa en los hechos reales que vivieron un grupo de militares estadounidenses al incursionar en la capital somalí para secuestrar a dos lugartenientes de Mohamed Farrah Aidid, cabeza más visible de los clanes somalíes que había colocado al país en una terrible crisis humanitaria. Los estadunidenses pensaban que la misión sería rápida y no duraría más de media hora. una rápida operación de no más de media hora, la “Batalla de Mogadiscio” terminó extendiéndose hasta dieciocho horas de combate callejero que produjo una crisis política en Estados Unidos y el mundo.
[17] Silvia Alejandra Perazzo, Op. cit.: 576-577.
[18] Inició su período de dos años el 1 de enero de 1994.
[19] RFI (10/10/2017), “New witness links Kagame’s RPF to former Rwanda president’s killing”, disponible en https://www.rfi.fr/en/africa/20171010-new-witness-links-kagames-rpf-former-rwanda-presidents-killing
[20] Roberto Ortiz de Zárate (s/f), Paul Kagame, Barcelona, CIDOB, disponible en https://www.cidob.org/es/biografias_lideres_politicos/africa/rwanda/paul_kagame
[21] Ibid.
[22] Ibid.
[23] Ibid.
[24] MSF (04/05/2019), De Ruanda a Zaire: atrapados en una espiral de violencia extrema. 25 años después del genocidio de Ruanda, relatamos cómo presenciamos los asesinatos en masa y reaccionamos a una situación sin precedentes, París, Médicos sin Fronteras, disponible en https://www.msf.es/noticia/ruanda-zaire-atrapados-una-espiral-violencia-extrema#:~:text=En%20julio%20de%201994%2C%20cientos,los%20cuales%20iban%20fuertemente%20armados
[25] Ibid.
[26] Previamente existieron los precedentes de los Tribunales Militares de Nuremberg y de Tokio, creados por los países vencedores de la segunda guerra mundial para juzgar a los vencidos una vez que concluyó el conflicto armado, esto es, post bellum. Por el contrario, los de la ex Yugoslavia y Ruanda fueron establecidos por el Consejo de Seguridad, con el argumento de que las masacres y otras violaciones graves del derecho internacional humanitario constituían una amenaza a la paz y a la seguridad internacionales, lo cual, en virtud del capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas, faculta al Consejo a intervenir en los asuntos internos de un Estado. Tanto el tribunal para la ex Yugoslavia como el de Ruanda se crearon durante bello, esto es, durante el desarrollo del conflicto.
[27] Tomó su nombre de la expresión que identifica a Ruanda como el país de las mil colinas. Nació el 8 de julio de 1993, en plena guerra civil entre hutus y tutsis. Sus emisiones eran un tema común en las oficinas, en las casas y en las calles de Ruanda. Se la ha definido como el mayor ejemplo de una radio dedicada a diseminar el odio, hasta el punto de que desempeñó un papel protagonista en el genocidio. En las emisiones, por ejemplo, se difundían mensajes que exaltaban la solución final, el injusto dominio de los tutsis y convocaba a los radioescuchas a usar los medios a su alcance para revertir esta situación. Entre los medios más comunes al alcance de las personas figuraban los machetes. Fue con estos que se perpetraron los asesinatos masivos. Véase Philip Gourevitch (1999), We Wish to Inform You That Tomorrow We Will Be Killed with Our Families: Stories from Rwanda, New York, Picador USA.
[28] Condenado inicialmente a cadena perpetua y tras la apelación a 30 años de prisión.
[29] Los jueces determinaron que un factor agravante fue el hecho de que Bikindi hubiera utilizado su fama para incitar al exterminio de los tutsis. De los seis cargos contra el cantante, se le absolvió de cinco, entre los que figuraban conspiración de genocidio, asesinato, y persecución como acto contra la humanidad. Tres canciones de Bikindi manipularon la historia de Ruanda con la intención de alentar el odio étnico. Sus canciones formaron parte de la programación cotidiana entre 1993 y 1994 de la Radio televisión libre de las mil colinas. De hecho, en junio de 1994, Bikindi utilizó un vehículo con un sistema de altoparlante en una carretera para instigar a la gente a exterminar a los tutsis. Fue condenado a 15 años de prisión.
[30] United Nations Human Rights (July 27, 2007), High Commissioner for Human Rights Hails abolition of Capital Punishment in Rwanda, disponible en https://www.ohchr.org/en/statements/2009/10/high-commissioner-human-rights-hails-abolition-capital-punishment-rwanda La última sentencia a pena de Muerte ocurrió en 2003.
[31] Victoria Issin (s/f), “A 23 años del fallo Akayesu. Reflexiones sobre la génesis de la proscripción del genocidio”, en Opiniones Instituto de Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de La Plata, disponible en https://www.iri.edu.ar/index.php/2021/08/31/a-23-anos-del-fallo-akayesu-reflexiones-sobre-la-genesis-de-la-proscripcion-del-genocidio/
[32] Nicole Hogg (marzo de 2010), “La participación de las mujeres en el genocidio de Ruanda: ¿madres o monstruos?”, en International Review of the Red Cross, No. 877, disponible en https://international-review.icrc.org/sites/default/files/hogg.pdf
[33] Natalia Ojewsca (5 de julio 2020), “Soy una mujer genocida y aún me persiguen los recuerdos de lo que hice”, en BBC News Mundo, disponible en https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-53113381
[34] Radiojaputa (s/f), La situación de las mujeres en Ruanda, disponible en https://radiojaputa.com/situacion-mujeres/la-situacion-de-las-mujeres-en-ruanda/
[35] World Economic Forum (2023), Global Gender Gap Report 2023, Davos, WEF, disponible en https://www3.weforum.org/docs/WEF_GGGR_2023.pdf
[36] Brian Crawford, Op. cit.: 54.
[37] Según una leyenda ruandesa, a las mujeres que comen carne de cabra les crece la barba.
[38] Victoire Ingabire Umuhoza (8 March 2023), “Rwanda shows that it takes more than seats in Parliament to liberate women”, en Open Democracy, disponible en https://www.opendemocracy.net/en/5050/rwanda-women-in-parliament-employment-culture-empowerment/
[39] Rodrigo Santodomingo (30 abril 2023), “Malaui y Ruanda prueban que la pobreza no impide disparar la esperanza de vida”, en El País, disponible en https://elpais.com/planeta-futuro/2023-05-01/malaui-y-ruanda-cuando-la-pobreza-no-impide-disparar-la-esperanza-de-vida.html
[40] Ibid.
[41] La primera vez que Ruanda participó en OMPs de la ONU fue en 2005 cuando desplegó un observador militar en la Misión de las Naciones Unidas en Sudán (UNMIS).
[42] Aporta 2 648 soldados y 434 oficiales de policía hacia febrero de 2023.
[43] Participa con 2 148 soldados y 690 oficiales de policía hacia febrero de 2023.
[44] José Naranjo (24 octubre 2022), “Ruanda exporta su capacidad militar a sus vecinos africanos”, en El País, disponible en https://elpais.com/planeta-futuro/2022-10-25/ruanda-exporta-su-capacidad-militar-a-sus-vecinos-africanos.html
[45] B. J. Cannon y F. Donelli (December 7, 2022), “The Rwanda Defence Force: indigenous African military diplomacy”, en The International Spectator, disponible en https://www.theinternationalspectator.com/post/the-rwanda-defence-force-indigenous-african-military-diplomacy
[46] Gérard Prunier (May 16, 2017), “The Armies of the Great Lake Countries”, en Prism, National Defense University, disponible en https://cco.ndu.edu/News/Article/1171864/the-armies-of-the-great-lakes-countries/
[47] Thomas Yaw Voets (April 2021), ““Visit Rwanda”: a well primed public relations campaign or a genuine attempt at improving the country’s image abroad?”, en Place Branding and Public Diplomacy, Berlin, Springer, disponible en https://www.researchgate.net/journal/Place-Branding-and-Public-Diplomacy-1751-8059/publication/350969113
[48] Thomas Yaw Voets, Op. cit.: 145.
[49] Thomas Yaw Voets, Op. cit.: 147.
[50] Ibid.
[51] Joey D’Urso y James McNicholas (June 26, 2022), “Arsenal’s Visit Rwanda sponsorship: The impact, criticisms and what fans think”, en The Athletic, disponible en https://theathletic.com/3382273/2022/06/27/arsenal-visit-rwanda-sponsorship/
[52] Alarabiya News (24 March 2023), “’Hotel Rwanda’ Hero and Jailed Opponent of President Kagame to fly to Doha then to US”, disponible en https://english.alarabiya.net/News/world/2023/03/24/-Hotel-Rwanda-hero-and-jailed-opponent-of-Rwanda-s-president-to-fly-to-Doha-then-US
[53] Alicia Alamillos (13/08/2021), “¿Qué hay detrás de ‘Visit Ruanda’? La camiseta más geopolítica de Messi”, en El Confidencial, disponible en https://www.elconfidencial.com/mundo/2021-08-13/de-donde-sale-el-visit-rwanda-de-la-camiseta-de-messi-los-lazos-de-ruanda-qatar-y-el-futbol_3227255/
[54] Thomas Yaw Voets, Op. cit.: 147).
[55] Alicia Alamillos, Ibid.
[56] Edwin Ashimwe (June 1, 2022), “Ellen DeGeneres “thinks of moving to Rwanda””, en The New Times, disponible en https://www.newtimes.co.rw/article/199977/News/ellen-degeneres-athinks-of-moving-to-rwandaa
[57] Mariangela Paone (15 de junio de 2022), “Qué es el acuerdo entre Reino Unido y Ruanda para la deportación de solicitantes de asilo”, en El Diario, disponible en https://www.eldiario.es/desalambre/acuerdo-reino-unido-ruanda-deportacion-solicitantes-asilo_1_9086569.html
[58] Geneva Abdul (25 June 2022), “Stars urge Commonwealth to oppose UK plan to send refugees to Rwanda”, en The Guardian, disponible en https://www.theguardian.com/world/2022/jun/25/stars-urge-commonwealth-to-oppose-uk-plan-to-send-refugees-to-rwanda
[59] Swissinfo (12 diciembre 2023), “Ruanda celebrará elecciones presidenciales y parlamentarias en julio de 2024”, disponible en https://www.swissinfo.ch/spa/ruanda-celebrar%C3%A1-elecciones-presidenciales-y-parlamentarias-en-julio-de-2024/49053360
[60] Amnistía Internacional (2004), Ruanda: marcadas para morir. Sobrevivientes de violación afectadas de VIH/SIDA, disponible en https://www.amnesty.org/es/wp-content/uploads/sites/4/2021/09/afr470072004es.pdf
[61] Marco Antonio Olivera (s/f), La lucha por las minas de coltán en la República Democrática del Congo, PUEAA, disponible en http://pueaa.unam.mx/blog/minas-coltan-congo