Cataluña: las últimas horas del procés

Fausto Pretelin Muñoz de Cote

Editor y columnista en El Economista. Maestro en Dirección Internacional.


Cataluña está a pocas horas de dejar atrás el efecto independentista que fuera incubado en la tozudez de Mariano Rajoy al haber desengrasado el Estatuto catalán en el 2010 con la sentencia del Tribunal Constitucional.
Hoy, el PP no gobierna España, en parte, porque decidió eliminar a Cataluña y al País Vasco de la red españolista al estilo Ayuso.
El nacionalismo es la guerra, dijo Mitterrand. Hoy, hay demasiadas guerras alrededor de banderas.
El 41% de los catalanes desea convertir su autonomía en Estado; pero la mala noticia para Puigdemont es que la mayoría de los catalanes se opone a la independencia (51%). En la catarsis del procés (año 2017), el 49% quería marcharse de España mientras que el 44% deseaba cohabitar. (Datos: Centre d’Estudis d’Opinió (CEO).)
Puigdemont pasará a la historia por haber pertenecido a la banda del Brexit: conjunto de vendedores de entelequias a precios bajísimos. Trump ofreció el divorcio de Estados Unidos con el mundo; Farage engañó con aquello de invertir en el sector salud el dinero que Reino Unido enviaba a Bruselas; Puigdemont convenció a una parte importante de catalanes que una Cataluña independientes, sin Banco Central ni ejército, podría vivir en la zona euro desde el día uno de su independencia.
En efecto, Puigdemont tangibilizó los dogmas y la realidad la llevó al mundo de lo abstracto. Solo los populistas tienen la capacidad para hacerlo.
Este domingo ganará las elecciones el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), pero tendrá que negociar escaños con otras formaciones.
Ciudadanos ganó las elecciones de diciembre de 2017, pero no pudo formar Gobierno: Junts y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) sumaron los escaños necesarios para gobernar.
En las del 2021 hubo un triple empate: PSC 33 escaños; ERC, 33 y Junts 32. Los socialistas fueron oposición.
Este domingo Pedro Sánchez comprobará si su pausa de cinco días de reflexión logró movilizar a los socialistas para convertir a Salvador Illa en su presidente.
Sánchez ha apostado su permanencia en el poder a un acercamiento profundo con Cataluña: la amnistía como principal pista de aterrizaje luego del vuelo son control del procés.
Sánchez ha sabido hacer alianza con el actual presidente de Cataluña Pere Aragonés (ERC) y con el propio Puigdemont (Junts) en el Congreso. Hoy serán adversarios.
El presidente de España se ha volcado a realizar actos de campaña en Cataluña para que este domingo ERC y Junts no sumen mayoría. Las relaciones entre los dos partidos independentistas pasan por los peores momentos.
El PSC de Illa ha conformado su agenda programática en mayores inversiones en Cataluña para regresar a la normalidad luego del procés.
Ni Junts no ERC apuestan por la independencia inmediata. El largo plazo los ha hecho tocar tierra.
Sin que se presenten sorpresas de última hora, este domingo iniciará el periodo post procés, es decir, la que heredó los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992: una Cataluña próspera y cosmopolita.