AMLO y el Congreso de Estados Unidos

Víctor Arriaga

Internacionalista por El Colegio de México y la Universidad de Virginia. Hasta enero de 2021, fue miembro del Servicio Exterior Mexicano.


El 22 de junio, los senadores John Cornyn (R-Texas) y Angus King (I-Maine) presentaron ante el Senado de Estados Unidos la iniciativa PARTNERS que tiene como objetivo autorizar que el Departamento de Defensa capacite en un programa piloto a fuerzas militares de México para el combate a los cárteles de la droga. Al anunciarla, Cornyn recordó que apenas el 19 de marzo encabezó una delegación parlamentaria bipartidista de 8 senadores y 4 representantes que se reunió en la Ciudad de México con el presidente Andrés Manuel López Obrador. De acuerdo con el senador texano, la delegación le transmitió a AMLO que México debe hacer más para colaborar en la lucha para enfrentar a los cárteles de las drogas y detener a la migración sin control.

 La dinámica en este caso refleja parcialmente el tipo de interacción entre AMLO y el Congreso en la actual legislatura estadounidense, en donde los demócratas son mayoría en el Senado y los republicanos, en la Cámara de Representantes, en ambos casos por márgenes muy estrechos.

Por un lado, hay atención sistemática a temas de migración, control fronterizo y combate al tráfico de drogas, en particular, el fentanilo, por parte de los integrantes de ambas cámaras que incluso han presentado varias iniciativas con referencia explícita a México, si bien con variantes importantes en cuanto a enfoque, pues unos favorecen la cooperación y otros se inclinan por propuestas agresivas que abogan por la intervención militar o por la clasificación de los cárteles de la droga como “organizaciones terroristas extranjeras.”

Por otro lado, AMLO, acompañado de miembros de su gabinete, ha recibido al menos en 3 ocasiones este año a las delegaciones bipartidistas de senadores y representantes para sostener un diálogo directo con congresistas estadounidenses en la Ciudad de México.

Hay entre ambas partes otras formas de interacción. En audiencias de ambas cámaras varios integrantes del gabinete de Biden, entre ellos Antony Blinken (secretario de Estado), Alejandro Mayorkas (secretario de Seguridad Interna) y Katherine Tai (representante comercial de Estados Unidos), han recibido serios cuestionamientos por parte de legisladores de los 2 partidos sobre temas relacionados con México, en particular la estrategia de AMLO para enfrentar a la delincuencia organizada, la efectividad para combatir el tráfico y la distribución de fentanilo y asuntos comerciales y de trato a la inversión extranjera. Algunos congresistas incluso han lanzado fuertes críticas hacia México, como el caso del Senador John Kennedy (R-Luisiana). En cartas dirigidas a miembros del gabinete, legisladores de ambos partidos han expresado su preocupación o frustración con el manejo de diversos temas de la agenda bilateral, en particular, la estrategia de seguridad o asuntos de índole comercial vinculados al TMEC. El tema de la propuesta de reforma al Instituto Nacional Electoral también generó críticas de algunos representantes demócratas como Joaquín Castro (Texas) y Jesús “Chuy” García (Illinois).

Por su parte, desde la plataforma de las conferencias de prensa matutinas, AMLO ha atacado con nombre y apellido a congresistas de ambos partidos que han presentado iniciativas calificadas como intervencionistas, contrarias a la comunidad mexicana en Estados Unidos o críticas hacia el país. Algunos de sus blancos preferidos este año han sido los senadores Lindsey Graham (R-Carolina del Sur), John Kennedy (R-Luisiana) y Bob Menéndez (D-Nueva Jersey) y el representante Dan Crenshaw (R-Texas). Por ello, incluso ha llamado abiertamente a integrantes de dicha comunidad que ya tienen la ciudadanía estadounidense a votar en contra de esos legisladores. También ha criticado a congresistas de origen cubano por su apoyo al embargo a Cuba.

En Washington, DC corresponde a la embajada de México manejar la relación con el Congreso. Con variantes, en el actual gobierno sus 2 titulares han interactuado con miembros de ambas cámaras. La oficina de asuntos legislativos de la embajada da seguimiento sistemático a las iniciativas relevantes para el país, mantiene contacto cotidiano con los equipos de los legisladores y comparte información sobre temas de México, en particular los de relevancia para la agenda bilateral. Lamentablemente, al cerrarse la agregaduría de la Secretaría de Economía en diciembre pasado, se perdió un importante canal de interlocución con staffers de congresistas para tratar específicamente asuntos relacionados con la agenda comercial bilateral y el TMEC.

En la dinámica entre el gobierno de AMLO y el Congreso de Estados Unidos, un hecho sobresale: en sus 3 viajes a Washington, DC, López Obrador no se ha reunido con los liderazgos partidistas de ambas cámaras en el Capitolio. A diferencia de otros líderes extranjeros e incluso, mandatarios mexicanos, por el carácter de sus visitas, tampoco ha dirigido mensajes a sesiones conjuntas del Congreso.

Los miembros del gabinete que han llegado a viajar a Washington, DC han tenido escasa interacción pública con congresistas, salvo en casos como el de la delegación intersecretarial que viajó a Washington, DC en junio de 2019 para responder a las amenazas de Trump de imposición de tarifas a las exportaciones mexicanas de no haber mayor control a la migración indocumentada. Incluso la Interparlamentaria México-Estados Unidos, el espacio tradicional de diplomacia legislativa, no se ha reunido desde octubre de 2019, si bien está anunciada su realización para algún momento de este año.

Por ello, en el actual sexenio, más allá de la importante labor cotidiana de la embajada de México en Washington, DC, la interacción entre AMLO y el Congreso de Estados Unidos tiene una alta dosis de estridencia desde la mañanera y las embestidas de legisladores en audiencias, cartas e iniciativas de ley que incide en el ambiente de la relación bilateral. Las delegaciones parlamentarias estadounidenses son atendidas en la Ciudad de México al más alto nivel cuando llegan a organizarse, pero salvo contadas excepciones, ni AMLO ni los titulares de las dependencias se han reunido con congresistas en sus visitas oficiales a Washington. Con ello, se han perdido valiosas oportunidades para atemperar los ánimos, mientras avanzan las iniciativas que reflejan animadversión y desconfianza hacia nuestro país.